El Colombiano

NAVEGANDO EN UN JUNCO

- Por ENRIQUE LÓPEZ ENCISO ealopezen@gmail.com

No pretendo escribir una reseña, no estoy capacitado y no sabría por dónde empezar. Pero no puedo dejar pasar que terminé de leer un libro maravillos­o de Irene Vallejo (El infinito en un junco. La historia del libro antiguo) y que tengo un deseo inmenso de escribir algo sobre lo que he sentido en ese viaje que propone la autora, y que adorna con rferencias de películas y de novelistas modernos. En un seguimient­o muy documentad­o de la historia del libro. De la mano, como dice en la contraport­ada, de una filóloga magistral que escribe como los ángeles.

La historia del libro es al mismo tiempo la historia de la escritura, del alfabeto, de las biblioteca­s, de las librerías, de los censores, e incluso de los libros envenenado­s. Y es también la historia de quienes escriben esos libros en el mundo antiguo. Desde Atenas y en el imperio romano. Una cultura clásica que se afianzaba en la escuela y se transmitía por escrito.

Es sorprende reconocer en la historia cómo no siempre hay progreso. Cuando se desmoronó el imperio romano se puso en peligro toda esa cultura, que resultó muy frágil frente a las invasiones bárbaras que destruyero­n el sistema escolar romano. La perfección que habían alcanzado los libros permitió la conservaci­ón de la cultura clásica que estuvo en riesgo de perderse.

Como narra Vallejo “En una Europa dominada por caudillos guerreros analfabeto­s, cuando el ocaso parece inevitable, las fábulas, ideas y mitos de Roma encuentran un paradójico refugio en los monasterio­s”. Las copias en pergamino que hicieron los monjes, preservaro­n el saber. Un conocimien­to que unos siglos más tarde se afianzaría en las primeras universida­des, Oxford y Bolonia.

Después del periplo por el mundo antiguo, se llega a la invención del papel y de la imprenta, el final del escrito de Vallejo. Para ella, a partir de entonces los europeos “recuperan

el sueño alejandrin­o de las biblioteca­s infinitas y el saber sin límites”.

Esa historia no se cuenta linealment­e. En una entrevista en el Hay Festival, Vallejo cuenta que su libro es un ensayo pero tiene la estructura como la de Las mil y una noches. Con historias cruzadas que tienen significad­o para ella. Y que resultan interesant­es para el lector, porque el envidiable conocimien­to de la antigüedad de Vallejo llega en forma de mensajes.

Mi preferido es aquel que muestra cómo en “Grecia comenzó una cadena de transmisió­n y traducción que nunca se ha roto y ha logrado mantener viva la posibilida­d de recordar y de conversar a través del tiempo, la distancia y las fronteras. Los lectores de hoy podemos sentirnos solos, en medio de las prisas, al cultivar nuestros rituales lentos. Pero tenemos detrás una larga genealogía y no deberíamos olvidar que, entre todos, sin conocernos, hemos protagoniz­ado un fantástico salvamento”.

Hoy en día es muy fácil conseguir un libro, parece natural tener acceso a uno. Descubrir su historia y todo lo que pasó desde que el junco se volvió papiro, hasta llegar al papel y a la imprenta, me hace querer aún más el libro de cada día. Hermosa historia que tuve la fortuna de leer y cuya lectura me dejó lleno de satisfacci­ón y que, por supuesto, quiero compartir, porque realmente vale la pena

El envidiable conocimien­to de la antigüedad de Irene Vallejo llega en forma de mensajes.

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