“En contra de los sesgos del pesimismo, los colombianos nacidos hoy tienen mejores condiciones para su crecimiento y formación”.
En contra de los sesgos del pesimismo, los colombianos nacidos hoy tienen mejores condiciones para su crecimiento y formación.
En la madrugada de hoy nació el colombiano o colombiana a quien le tocó en suerte ser el habitante 50 millones de este país, según las cuentas poblacionales del Dane. No es fácil nacer en este día en que una epidemia mortal de gripa se expande por el mundo, pero para tranquilidad de los padres de ese recién nacido es impresionante ver cómo las autoridades sanitarias, así como los científicos, se movilizan para contener la enfermedad y lo van a lograr, en un plazo razonable.
Ese bebé va a tener acceso a una muy buena medicina que hará que su generación tenga una esperanza de vida aún más alta (por lo menos tres años) que la que hoy exhibe Colombia ( 76 años). La tasa de fecundidad también está descendiendo y es hoy 1,7 %. Eso, junto con el aumento de la esperanza de vida, está frenando el crecimiento poblacional.
Los coetáneos de ese niño o niña pertenecen a una generación que va a tener que luchar con ahínco contra el cambio climático al lado de sus padres, y reducir al máximo el impacto sobre la biodiversidad. Se está llegando a un punto de no retorno, a una crisis sin precedentes y la humanidad tiene que actuar con firmeza para que el calentamiento global se mantenga por debajo de los 1,5 grados centígrados. No todo está perdido si se actúa pronto, ya lo dijeron las Naciones Unidas: “Para alcanzar la neutralidad en carbono en 2050 y limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados, es necesario reducir las emisiones de CO2 en 45% antes de 2030”.
El mundo que nos toque vivir será muy diferente, en los años recientes se ha transformado profundamente y esa tendencia se va a consolidar. El ascenso de los grandes países emergentes ha sido la característica central de los últimos decenios. China y también India, son las economías que están creciendo con más vigor, mientras que la potencia hegemónica, Estados Unidos, no se ha resignado a ese nuevo orden mundial y ya provocó una guerra comercial que seguramente se va a prolongar, aunque por ahora se vive una tensa tregua.
En casa, en Colombia, la población será cada vez más urbana según las tendencias del censo de población (77,1 % de la población vive en las cabeceras municipales). Habrá relativamente cada vez menos jóvenes (solo 22,6 % de los colombianos están hoy entre 0 y 14 años, contra 68,2 % entre 15 y 65), serán cada vez más educados, según lo muestran las tendencias. Seguramente hablaran más de un idioma, lo que se obtendrá con un esfuerzo muy grande en la educación privada y pública, trabajarán febrilmente y los empleos serán muy diferentes a los que hoy tienen sus padres. Muchos oficios desaparecerán y serán remplazados por otros, más acordes con las tecnologías de la cuarta revolución industrial.
Estos niños y niñas colombianos que nacen hoy entrarán a trabajar en un mercado laboral diferente, con nuevas reglas de juego en cuanto a la legislación laboral y pensional, que les permitirán pensionarse y obtener empleos formales dignos en una economía que crezca más del 3 %. Ese es el gran reto que tiene la sociedad. Si se logra, se reducirá la desigualdad y se aumentará el bienestar de los colombianos. Esos pequeños que nacen hoy deberían poder crecer en una sociedad más justa y en paz