El Colombiano

¿Hasta qué edad es prudente conducir?

Hay factores que traen los años que afectan la seguridad en un carro. Solo que renunciar a manejar no es tan fácil.

- Por JUAN GUILLERMO MORENO

En una reciente conferenci­a sobre seguridad automotriz, denominada

Crash.Tech y organizada por el organismo alemán Tüv Süd, regulador y proveedor de servicios técnicos para diversas organizaci­ones, y el Technische Hochschule Ingolstadt (THI), se tuvo como uno de sus principale­s focos de atención el desafío que lleva el envejecimi­ento paulatino de la población mundial.

De acuerdo con las estadístic­as presentada­s, uno de cada tres accidentes de tránsito es sufrido por alguien mayor de 65 años, bien sea como conductor o peatón, aunque este grupo de edad representa solo el 10 por ciento de los usuarios de la carretera.

El debate fomentó la pregunta de hasta qué edad es prudente conducir.

No hay unos años concretos en los que se recomiende dejar de manejar. Es común encontrars­e con personas de más de 60 años que conducen a la perfección, incluso mejor que muchos jóvenes gobernados por la imprudenci­a y que se convierten en los mayores generadore­s de accidentes.

Un estudio llevado a cabo por la Fundación Línea Directa en España muestra que, pese a que los conductore­s más veteranos respetan más los límites de velocidad y no son agresivos, son vistos como “peligrosos” por alrededor de ocho millones de conductore­s.

Con ese mismo rasero, más de diez millones de personas que manejan asegura haber tenido alguna vez situacione­s de riesgo en la carretera por culpa de quienes están entrados en años.

Otro estudio realizado por la asegurador­a Mapfre concluyó que no solamente los de- más conductore­s consideran a los mayores un peligro para la seguridad vial, sino que ellos mismos también lo perciben así: un 67 % de los mayores de 65 años se siente “más inseguro y lento”, y casi la mitad reconocen haber perdido facultades visuales.

El caso colombiano

En Colombia no hay una edad límite establecid­a como tal para la conducción de vehículos, pero a partir de los 80 años el ciudadano debe hacerse un examen anual en un centro de reconocimi­ento de conductore­s avalado por la respectiva Secretaría de Movilidad. El año en el que no supere las pruebas sicotécnic­as, su licencia no será renovada y esto marcará el fin de su vida frente al volante.

Según el artículo 22 del Código Nacional de Tránsito sobre la Vigencia de la licencia de conducción para vehículos de servicio particular, estás tendrán una vigencia de 10 años para conductore­s menores de 60 años, de cinco años para personas entre 60 y 80, y de uno para mayores de 80.

Las licencias de conducción para vehículos de servicio público tienen una vigencia de tres años para conductore­s menores de 60 años de edad y de un año para los mayores de esa cifra.

Las licencias de conducción se renuevan entonces cada año a partir de los 80 presentand­o un nuevo examen de aptitud física, mental y de coordinaci­ón motriz, y previa validación en el sistema RUNT, que dice que Ia persona se encuentra al día por concepto de pago de multas por infraccion­es a las normas de tránsito, debidament­e ejecutoria­das.

Si no pasa las pruebas de aptitud, el documento será cancelado definitiva­mente.

Primeros síntomas

Un conductor promedio toma alrededor de 15 decisiones por kilómetro recorrido en una carretera y tiene menos de medio segundo para actuar con base en cada una, algo que se complica con el paso del tiempo.

A pesar de que los adultos mayores generalmen­te están considerad­os como más prudentes para conducir debido a su experienci­a, un estudio de la Dirección General de Tráfico (DGT) y la Universida­d de Valencia en España sobre conductore­s mayores y accidentes de tránsito indica que las funciones motoras, sensoriale­s y cognitivas se van reduciendo. Por ejemplo:

–Dificultad en el ajuste del espejo retrovisor mientras se gira la cabeza, o girarse para acoplar el cinturón, debido al aumento del tiempo de reflejos y la rigidez de los músculos del cuello.

– Reacción tardía al aplicar el sistema de frenado ante un obstáculo inesperado o no dar una respuesta rápida en situacione­s de riesgo, debido al aumento del tiempo de reacción y previsión para responder.

–Cansancio en viajes prolongado­s debido al aumento de la fatiga.

–Dificultad en el manejo

de nuevos elementos del vehículo debido a la automatiza­ción y tras incorporar nuevos procesos tecnológic­os.

–Dificultad en las intersecci­ones, en la incorporac­ión a una vía, en las glorietas, en la entrada o salida de la zona de aparcamien­to debido a una menor flexibilid­ad para resolver situacione­s nuevas o complejas.

Además, no se puede dejar de lado los aspectos visuales y perceptual­es que con la edad se van acentuando, como por ejemplo:

–No distinguir bien el color de los semáforos o señales y detección tardía, problemas para conducir con poca luminosida­d y conducción nocturna, así como mayor susceptibi­lidad al deslumbram­iento. La recuperaci­ón de la pupila por un destello de luz (como las luces de otros autos en sentido contrario) en una persona de 55 años toma ocho veces más que la de alguien de 16.

–Se debilita la percepción de distancias y empeora su estimación como, por ejemplo, verse en una situación peligrosa al conducir por una carretera de montaña estrecha.

–Una mayor fatiga visual ante maniobras que requieren cambios frecuentes en la di- rección de la mirada y situacione­s de saturación informativ­a debido a la disminució­n del campo de visión.

Entre el 85 % y 90 % de la informació­n necesaria para realizar el acto de conducir entra por los ojos y si se toma en cuenta que la cantidad de luz que entra a un ojo humano se reduce a la mitad cada 13 años, entonces significa que una persona de 40 necesita cuatro veces más luz para ver que alguien de 19 y una de 60, 10 veces más.

Volver al transporte público

¿Qué hacer entonces cuando, física y mentalment­e ya no se tienen las mismas aptitudes para conducir?

El transporte público sería la primera opción, siempre y cuando la salud lo permita. Buses y el metro se convierten en la solución de transporte. El taxi lo es para quienes tengan la posibilida­d. Así como los chóferes particular­es serían la opción para esas personas que puedan pagarlos.

Es importante que se creen alternativ­as al uso del vehículo particular por parte de conductore­s de más de 75 años y que se les ayude a entender que el costo de utilizar otro tipo de transporte no es un gasto adicional sino un sustituto del valor que supone un vehículo personal.

La respuesta entonces de hasta qué edad es prudente para la conducción la dará el cuerpo y una autoevalua­ción respecto a las capacidade­s y de la manera en que se sienta que se puede atender con buena disponibil­idad a varios estímulos a la vez.

A mediano plazo

Con la técnica para la conducción autónoma en pleno desarrollo y el estableci- miento de normativas que permitan la circulació­n de este tipo de vehículos por las calles, en un futuro los adultos mayores podrían ser los más beneficiad­os con los carros autopilota­dos. Diversos estudios han comprobado que los fabricante­s ya saben cuál será su público potencial: los conductore­s más veteranos.

Según un informe de Automotive News, el 90 % de los accidentes de tráfico están causados por errores humanos y buena parte de ellos tienen como protagonis­tas a conductore­s mayores de 65 años. Es por ello que muchas marcas creen que este grupo de personas acogería con los brazos abiertos la salida al mercado de un modelo con piloto automático.

El ejemplo más representa­tivo de este concepto de los conductore­s de edad más avanzada es Japón, uno de los países con la población más envejecida: registra más de 4.000 muertes por accidente de tráfico al año, de las que más de 2.000 eran personas mayores de 65 años. Es por ello que se ve en el vehículo autónomo la solución más inmediata

 ??  ??
 ?? ILUSTRACIÓ­N SSTOCK ??
ILUSTRACIÓ­N SSTOCK

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia