Mercadeo y Navidad
Se acerca la Navidad y recordamos que la empresa de investigaciones Mediamark Research & Intelligence (MRI), de los Estados Unidos, descubrió que más de una tercera parte de la humanidad que celebra estas fiestas, decía que “el próximo año compraré lo de Navidad, desde octubre”, y es posible que esto ya se esté repitiendo. Muchos se preguntan e indagan sobre lo que debe hacerse en mercadeo en esa época, que para no pocos es la que salva el año. Varios han sido quienes se han referido a la procrastinación, que no es otra cosa que el estudio de las razones por las cuales “se deja para mañana lo que se puede hacer hoy”, comportamiento bastante frecuente; para modificar ese proceso de motivación de acción, es necesario que se ofrezca algo que sea suficientemente fuerte para que se dé ese “reordenamiento cerebral”, lo que con “pañitos de agua tibia” no se logrará. La tradición mercadológica ha generado más actividades “cazaofertas” que otra cosa y que se espere hasta última hora, además de que los almacenes adelanten todo tipo de promociones de ventas para tratar de salvar el año. La ejecución de acciones de mercadeo debe obedecer a una instrucción que se da desde la dirección, y ese norte, como lo denominan algunos, no tiene que modificarse por estar ante una temporada que año tras año se repite. Lo que hay que hacer es entender la Ley 11 del mercadeo, o ley de la perspectiva, que dice que “los efectos del marketing son a largo plazo”, por lo que hay que trabajar sin desespero, pero siempre tratando de formar el comportamiento del mercado, y que sea sostenido, es decir, de los clientes, seres humanos, que siguen unos procesos sicológicos estables, desafortunadamente muy desconocidos por muchos de quienes dirigen el marketing de empresas y negocios comerciales. El mercadeo no se debe complicar, pero debe existir un plan que lleve a formar y mantener el comportamiento de los clientes, y eso no se logra en tiempos cortos, sino en el largo plazo, como todos los efectos del mercadeo.