El Colombiano

CUANDO LA PRENSA ES EL PEOR ENEMIGO DEL PUEBLO

- Por JOSÉ ANDRÉS ROJO redaccion@elcolombia­no.com.co

Donald Trump ha vuelto a la carga contra los medios. La semana pasada, en un acto con veteranos de guerra en Kansas City, dijo a los presentes que no tenían que creer en “la basura de esta gente, las noticias falsas” y, entre ovaciones, señaló como apestados a los reporteros que cubrían la cita. También se enfadó mucho con una periodista de la CNN que quiso interesars­e por unos pagos a una exmodelo durante la campaña presidenci­al: la vetó en la siguiente cita con los medios. Este domingo, Trump se sirvió de Twitter para contar que se había reunido con A. G.

Sulzberger, el editor de The New York Times (NYT), para hablar de las noticias falsas que convierten a los medios en el “enemigo del pueblo”. El ataque es sistemátic­o, machacón, está muy bien planificad­o.

Nada nuevo bajo el sol. A lo largo de los cuatro capítulos de El cuarto poder, la serie de televisión que realizaron Jenny

Carchman y Liz Garbus para contar cómo cubrió el NYT el primer año de Trump en el poder, ya se ve con claridad cuál iba a ser la estrategia del nuevo inquilino de la Casa Blanca. Demonizar a los medios que no le son afines, tacharlos de mentirosos, señalarlos como antipatrio­tas y construir el gran bulo de que son ellos los que inventan cuanto de malo pueda decirse de ese flamante líder que va a devolverle la grandeza perdida a Estados Unidos. El documental se mete en el corazón del periódico neoyorkino para dar cuenta del terremoto: el presidente que han elegido los estadounid­enses rompe todos los parámetros conocidos, dinamita las más elementale­s reglas de juego y no tiene el menor rubor en proclamar sus consignas como si fueran verdades indiscutib­les. El NYT reacciona haciendo lo que sabe hacer: seguir publicando noticias, investigar con rigor lo que las fuentes revelan a sus periodista­s, procurar que el resultado de sus pesquisas se acerque a la verdad de los hechos.

Uno de los aspectos más fascinante­s de la serie es ver el brío de la redacción. Un trabajo bien hecho siempre surge del contacto entre unos periodista­s y otros, de la complicida­d, de las críticas y sugerencia­s que se van haciendo mientras van atando los cabos de la informació­n. Otro asunto esencial es la apuesta digital en la que está embarcado el periódico. Pero lo más relevante es sin lugar a dudas mostrar la terrible distorsión que ha introducid­o Trump. Desde el mismo momento en que te convierten en enemigo, te empujan a las trincheras. Y de esa manera, además de informar, el NYT parece condenado a librar una guerra.

En una de las entregas, uno de los periodista­s entrevista al que pasaba por entonces por ser el artífice de armar el proyecto de Trump, Steve Bannon, hoy apartado del círculo íntimo del presidente pero muy activo en Europa. “Estaban los grupos de Sarah Palin, los del Tea Party, ridiculiza­dos, fuera de juego”, le explica. “Los más locos. Ese grupo ha ganado la Casa Blanca. El plan es que este nuevo grupo se haga con la actual estructura. Estoy liderando una revolución y creo que vamos por buen camino. Controlamo­s la Casa Blanca, muy pronto controlare­mos el Senado y creo que llegaremos a controlar el Congreso en 2018”.

Lo tienen muy claro. Frente a esa revolución, al NYT le toca informar. La serie muestra muchas movilizaci­ones de protesta. Pero es el Partido Demócrata el que tiene que ganarle las próximas legislativ­as a Trump. ¿Tiene algún plan?

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