LAS GRABACIONES
Pocos dudan en la Casa Blanca que la semana que terminó fue la peor de este tormentoso año y medio de presidencia de Donald
Trump. Ni siquiera las famosas protestas de Charlottesville, Virginia, en agosto pasado, en las que el presidente fue incapaz de condenar con firmeza los actos violentos de supremacistas blancos, generaron tanto desanimo en los colaboradores del Ala oeste. El sentimiento entre los propios oficialistas es que el ejecutivo va en barrena al suelo. Y el millonario, acelera.
La ya famosa reunión de Helsinki -cuya fotografía de un mandatario estadounidense rindiéndole pleitesía a uno ruso quedará para la historia- tuvo en efecto catastrófico en aliados y enemigos del actual mandatario. Casi nadie, más allá de los fanáticos de siempre, salió a respaldar la torpeza diplomática de Trump, al equiparar a Putin con sus servicios de inteligencia, y el control de daños está activado para tratar de amortiguar lo que esto significa para los republicanos y, sobre todo, para sus expectativas en las elecciones legislativas de medio término a celebrarse en noviembre.
La debacle parece no terminar pronto. Desde la posesión de Trump, a inicios de 2017, el comentario en Washington es que el mandatario se sostiene haciendo equilibro sobre una montaña de secretos oscuros que, en cualquier momento, puede venirse abajo. Medios de comunicación y opositores están siempre ávidos de un nuevo video, una nueva grabación, un nuevo contrato, que revele algún movimiento ilegal del entorno del gobernante, para asestarle el golpe definitivo. Y cuando la guardia está baja, cuando el desánimo cunde por los pasillos del poder, cuando el sentimiento de derrota supera por mucho al del triunfo, las gargantas profundas em- piezan a mandar anónimos.
Ese es el máximo temor de la actual presidencia estadounidense. Las grabaciones. La más reciente, encontrada por casualidad y que reveló un intento de acuerdo entre el abogado de Trump para callar a una exconejita Playboy que tendría secretos del mandatario, es un movimiento minúsculo en lo que puede ser una cascada de revelaciones por venir. El gran tema es la trama rusa y los vínculos entre la campaña del entonces candidato con el gobierno de Putin para afectar las elecciones de 2016. En eso se concentran los fiscales que saben que el desánimo de los círculos cercanos al Salón Oval los puede llevar a la punta del hilo. Una vez ahí, solo tendrán que tirar de él
...las gargantas profundas empiezan a mandar anónimos. Es el máximo temor de la presidencia estadounidense: las grabaciones.