AVERSIÓN A LOS POBRES
Se ha despertado una rarísima aversión hacia el pobre, como si el pobre quisiera serlo o lo mereciera. Pero se olvida que desde hace muchos años el mundo entró en una dinámica perversa que cada vez más suprime el trabajo o lo pauperiza. Si la gente no tiene trabajo, ¿cómo se supone que viva? Medellín mismo ha sufrido este problema: la industrialización de los años 50-60, empezó su muerte lenta hacia los años 70 y recibió el puntillazo final con la apertura económica que nos llevaría a un futuro promisorio, según el presidente de aquel entonces. ¿Recuerdan “Bienve- nidos al futuro”? (7 de agosto de 1990). Hoy es ese futuro.
Basta con dar un paseo por el centro de Medellín para ver ejemplos de desempleo, disfrazado de empleo informal: venteros ambulantes al sol y al agua 12 o 13 horas seguidas, tratando de llevar el diario a una casucha en las laderas de la ciudad. Muchos salen huyendo de la inseguridad del campo, de las pandillas armadas que les roban la única forma de vida que conocen: el cultivo de la tierra. Y en la ciudad los reciben otros pandilleros que los extorsionan y unos ciudadanos que los rechazan. Y cada día llega más gente a Medellín: otra vez se están viendo habitantes de calle en los barrios y personas comiendo de las sobras de las basuras; los esfuerzos de la alcaldía son insuficientes. Y mientras más se esfuerza la municipalidad, más personas llegan, animados por los programas institucionales (la solución no es acabar esos programas, sino dignificar el campo).
Es uno de los mayores desafíos del siglo XXI: mientras una parte de la humanidad disfruta de maravillosos estándares de vida gracias a oportunidades y privilegios, al mismo tiempo la pobreza en el mundo crece de manera escandalosa, sobre todo, por erráticas políticas gubernamentales. El mayor problema es que hemos desarrollado lo que la profesora española Adela Cor
tina denomina ‘aporofobia’: aversión a los pobres. Una parte de esa humanidad privilegiada ha perdido sensibilidad y capacidad de análisis ante la dramática situación que afrontan los pobres y los acusan como culpables de su estado. ¿Acaso los pobres tienen capacidad de generar empleo o empleo digno? (En 2017 el empleo informal en Medellín fue del 65.9 %. El primer trimestre de 2018 Medellín presentó un desempleo del 13.2 %)