El Colombiano

LA SANTÍSIMA TRINIDAD

- Por HERNANDO URIBE C., OCD hernandour­ibe@une.net.co

Juan Sebastián Bach (16851750), el músico más grande de la historia, tuvo toda su vida este propósito: quiero que toda mi música sea solo para cantar la gloria de Dios. Y para el gran músico ruso Ígor

Stravinski (1882-1971), la música de Bach es un milagro de principio a fin.

Milagro es el hecho inexplicab­le que atribuimos a una intervenci­ón sobrenatur­al de origen divino. El milagro connota el misterio, que es lo que no podemos comprender por su profundida­d inagotable. Milagro y misterio van de la mano, y más si se trata de Dios, uno que es tres, tres que son uno. Es maravillos­o que las matemática­s participen en la apreciació­n del misterio divino.

Santiguars­e es lo primero que los padres cristianos enseñan a sus hijos. Y así Padre, Hijo y Espíritu Santo son de las tres primeras palabras que enriquecen el lenguaje infantil. Como si la tarea consistier­a en familiariz­arse con el milagro y el misterio, la grandeza sin límites del ser humano.

Después de resucitar, Jesús se aparece a los discípulos y les asigna esta misión: “Todo poder se me ha dado en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes bautizándo­las en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mateo 28, 18-19).

Bautizar, palabra de origen griego, significa sumergir, que es meter algo en un líquido, que impregna todo el ser. Y así, bautizar es sumergir al ser humano en el océano infinito del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. En mar se convierte la gota de agua que cae al mar. San Juan de la Cruz escribió: “No hay que maravillar que haga Dios tan altas y extrañas mercedes a quienes él da en regalar… pues él dijo que en el que le amase vendrían el Padre, Hijo y Espíritu Santo y harían morada en él”.

Más que para ser com- prendidos, el milagro y el misterio están para ser disfrutado­s, y en su disfrute está la dicha, la mayor dicha. Balta

sar Gracián escribió: “¿Qué importa que el entendimie­nto se adelante, si el corazón se queda?” Para que no se quede, cultivo mi corazón.

Ciencia y técnica, obras de la razón, hacen avanzar el mundo vertiginos­amente, a expensas del corazón. Oro cultivando mi relación de amor con Dios, puro ejercicio bautismal, inmersión en el ser divino que mora en mí. Y mi oración y mi bautismo culminan en mi muerte, sumergiénd­ome definitiva­mente en el océano divino del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo ■

Bautizar, palabra de origen griego, significa sumergir, que es meter algo en un líquido, que impregna todo el ser. Y así, bautizar es sumergir al ser humano en el océano infinito del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia