155 animales silvestres recuperan la libertad y vuelven al bosque
Una alianza de las corporaciones ambientales Corantioquia y el Área Metropolitana con la universidad CES ha permitido avanzar en estos procesos.
En una zona boscosa del Magdalena Medio antioqueño, una reserva forestal cuya ubicación exacta no se revela para proteger las especies y evitar que sean de nuevo víctimas de cazadores o traficantes de fauna, fueron liberados 155 animales silvestres, los cuales recuperaron así la posibilidad vivir en su hábitat natural sin estar sometidos al encierro y a la convivencia con humanos, lo que atenta contra su naturaleza de especies salvajes.
Esta nueva liberación se hace posible en desarrollo del convenio que para el tema adelantan las corporaciones ambientales Corantioquia y el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, en el que también participa la Universidad CES, a través del Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre (CAV) ubicado en el municipio de Barbosa, al norte de la subregión metropolitana.
Entre los animales liberados -incluidos sus nombres científicos- hay 100 tortugas morrocoy ( Chelonoidis carbonaria); 5 tortugas palmera ( Rhinocelmmys melanosterna); 5 tortugas icotea ( Trachemys callirostris); 6 boas ( Boa constrictor); 2 gavilanes polleros ( Buteo magnirostris); 14 zarigüeyas ( Didelphis marsupialis); y 1 guagua ( Cuniculus paca), según el reporte de las entidades participantes de este proyecto, que tiene como fin evitar el maltrato animal y proteger a las especies amenazadas.
En el país, de acuerdo con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, hay más de 1.200 especies amenazadas y 173 de ellas presentan alto riesgo de extinción.
“Las liberaciones de estas especies son la fase final de los procesos de recuperación y tratamiento de los animales silvestres propios del territorio”, explican el Área Metropopolitana y Corantio- quia, que han fortalecido la alianza en los últimos años, lo que ha permitido mejorar los resultados en la lucha contra esta práctica de tener como mascotas animales de naturaleza silvestre.
Tercer delito en el mundo
Según la organización AnimaNaturalis, el tráfico de especies silvestres es considerado el tercer negocio ilegal más grande y lucrativo del mundo, “que además de constituir un acto de crueldad hacia los individuos comercializados, es una amenaza directa contra el equilibrio ya precario de numerosos ecosistemas naturales del país”.
De acuerdo con cifras reveladas en el Congreso Mundial de la Naturaleza (Hawai 2016), el tráfico ilegal de animales y plantas mueve hasta 23.000 millones de dólares al año a nivel global, una cifra que solo está por debajo del tráfico de drogas, armas o personas.
Los comerciantes de fauna silvestre “son mafias organizadas, y por eso trabajamos en alianza con la Policía para poderlas desmantelar e incautarles las especies”, es la advertencia de Luz Adriana Molina, subdirectora de Ecosistemas de Corantioquia.
Los compradores de estos animales se convierten en cómplices del negocio ilícito, el cual se dispara en días previos a la Semana Santa.
Entre 2016 y 2017, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá recibió 11.557 especies
de fauna silvestre, de las cuales reubicó y liberó a 5.735.
En los últimos ocho años se han reubicado y liberado aproximadamente 55.000 individuos, de un total de 79.000 recuperaciones, gran parte de ellas decomisos y entregas voluntarias de ciudadanos, que terminan encartados con los animales debido a que la mayoría de estos no se adaptan a la vida doméstica.
En el CAV se invierten más de $ 1.400 millones anualmente, todos destinados a la recuperación de los animales silvestres, que suelen llegar allí en pésima condición de salud y con dificultades para readaptarse nuevamente a su espacio original, que es el bosque.
Allí no se sacrifican especies, pero a veces se llega a una eutanasia terapéutica solo cuando esta se vuelve para ellos en la mejor opción.
Cálculos revelados a EL COLOMBIANO por el Área Metropolitana indican que la recuperación de un mamífero puede costar hasta $250.000 mensuales, incluyendo la atención médica y la alimentación. Recuperar una lora y devolverla a su hábitat supera los $60.000 mensuales