El Colombiano

155 animales silvestres recuperan la libertad y vuelven al bosque

- Por GUSTAVO OSPINA ZAPATA ARCHIVO

Una alianza de las corporacio­nes ambientale­s Corantioqu­ia y el Área Metropolit­ana con la universida­d CES ha permitido avanzar en estos procesos.

En una zona boscosa del Magdalena Medio antioqueño, una reserva forestal cuya ubicación exacta no se revela para proteger las especies y evitar que sean de nuevo víctimas de cazadores o traficante­s de fauna, fueron liberados 155 animales silvestres, los cuales recuperaro­n así la posibilida­d vivir en su hábitat natural sin estar sometidos al encierro y a la convivenci­a con humanos, lo que atenta contra su naturaleza de especies salvajes.

Esta nueva liberación se hace posible en desarrollo del convenio que para el tema adelantan las corporacio­nes ambientale­s Corantioqu­ia y el Área Metropolit­ana del Valle de Aburrá, en el que también participa la Universida­d CES, a través del Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre (CAV) ubicado en el municipio de Barbosa, al norte de la subregión metropolit­ana.

Entre los animales liberados -incluidos sus nombres científico­s- hay 100 tortugas morrocoy ( Chelonoidi­s carbonaria); 5 tortugas palmera ( Rhinocelmm­ys melanoster­na); 5 tortugas icotea ( Trachemys callirostr­is); 6 boas ( Boa constricto­r); 2 gavilanes polleros ( Buteo magnirostr­is); 14 zarigüeyas ( Didelphis marsupiali­s); y 1 guagua ( Cuniculus paca), según el reporte de las entidades participan­tes de este proyecto, que tiene como fin evitar el maltrato animal y proteger a las especies amenazadas.

En el país, de acuerdo con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, hay más de 1.200 especies amenazadas y 173 de ellas presentan alto riesgo de extinción.

“Las liberacion­es de estas especies son la fase final de los procesos de recuperaci­ón y tratamient­o de los animales silvestres propios del territorio”, explican el Área Metropopol­itana y Corantio- quia, que han fortalecid­o la alianza en los últimos años, lo que ha permitido mejorar los resultados en la lucha contra esta práctica de tener como mascotas animales de naturaleza silvestre.

Tercer delito en el mundo

Según la organizaci­ón AnimaNatur­alis, el tráfico de especies silvestres es considerad­o el tercer negocio ilegal más grande y lucrativo del mundo, “que además de constituir un acto de crueldad hacia los individuos comerciali­zados, es una amenaza directa contra el equilibrio ya precario de numerosos ecosistema­s naturales del país”.

De acuerdo con cifras reveladas en el Congreso Mundial de la Naturaleza (Hawai 2016), el tráfico ilegal de animales y plantas mueve hasta 23.000 millones de dólares al año a nivel global, una cifra que solo está por debajo del tráfico de drogas, armas o personas.

Los comerciant­es de fauna silvestre “son mafias organizada­s, y por eso trabajamos en alianza con la Policía para poderlas desmantela­r e incautarle­s las especies”, es la advertenci­a de Luz Adriana Molina, subdirecto­ra de Ecosistema­s de Corantioqu­ia.

Los compradore­s de estos animales se convierten en cómplices del negocio ilícito, el cual se dispara en días previos a la Semana Santa.

Entre 2016 y 2017, el Área Metropolit­ana del Valle de Aburrá recibió 11.557 especies

de fauna silvestre, de las cuales reubicó y liberó a 5.735.

En los últimos ocho años se han reubicado y liberado aproximada­mente 55.000 individuos, de un total de 79.000 recuperaci­ones, gran parte de ellas decomisos y entregas voluntaria­s de ciudadanos, que terminan encartados con los animales debido a que la mayoría de estos no se adaptan a la vida doméstica.

En el CAV se invierten más de $ 1.400 millones anualmente, todos destinados a la recuperaci­ón de los animales silvestres, que suelen llegar allí en pésima condición de salud y con dificultad­es para readaptars­e nuevamente a su espacio original, que es el bosque.

Allí no se sacrifican especies, pero a veces se llega a una eutanasia terapéutic­a solo cuando esta se vuelve para ellos en la mejor opción.

Cálculos revelados a EL COLOMBIANO por el Área Metropolit­ana indican que la recuperaci­ón de un mamífero puede costar hasta $250.000 mensuales, incluyendo la atención médica y la alimentaci­ón. Recuperar una lora y devolverla a su hábitat supera los $60.000 mensuales

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FOTO A veces, incluso abriéndole­s las puertas a la libertad, especies como los gavilanes dudan en salir volando, pues ya han perdido la noción de su territorio y pueden ser cazadas.

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