EL GOBIERNO DE TRANSICIÓN DE LAS FARC
La historia tiene ejemplos de la estrategia utilizada por los marxistas leninistas en planear los gobiernos de transición. Ese tipo de gobierno es una etapa que se presenta como alternativa, cuando las condiciones para un triunfo mediante las armas (incluidos el sabotaje, el secuestro, el uso de armas prohibidas, etc.) fracasan. Esta etapa suele suceder a pactos de paz, acuerdos bilaterales, que les da una oportunidad de camuflarse dentro de las instituciones democráticas y los métodos pacíficos. Cada caso tiene sus variables, pero siempre se encuentra encajado en la metodología de “aprovechar todas las formas de lucha” que casa con la consigna de “todos los medios son válidos para derrotar al enemigo”.
El manual de la dirigencia guerrillera o de los miembros del partido comunista respectivo contiene la doctrina y las orientaciones coyunturales para la praxis. De la doctrina son los pilares: 1. La lucha de clases, la organización de la masa de trabajadores, especialmente sindicalizados, que son la vanguardia junto a los “campesinos”. 2. En la actualidad no se denomina proletariado a la clase obrera ni al trabajador rural, debido a los cambios sociales modernos. Gran parte de estas corrientes está constituida por una tipología de intelectuales, artistas y empleados públicos y privados. 3. La eliminación de la gran burguesía y su modelo económico y sus aliados internacionales (el imperialismo). Para avanzar en lo político, las crisis sociales y económicas del país que corresponda, dan pie para organizar y participar en las protestas y en las huelgas. Existe una línea de acción importante en la táctica de las alianzas: la coalición con la “burguesía progresista”, categoría sociopolítica fundamental para crear un “gobierno de transición”, una alquimia política que utilizan los revolucionarios (con sus camisetas coyunturales: marxistas, leninistas, castristas, chavistas, maoístas, guevaristas, sandinis- tas, bolivarianos, etc.). Como se observa, el juego de participar con todas las formas de lucha (la armada, las huelgas, las elecciones, los paros, los conflictos limítrofes o internacionales) da resultado, mientras las fuerzas democráticas se desgastan con gobiernos mediocres, con liderazgos corrompidos, con divisiones que horadan la fe pública en la democracia. Se dan así las condiciones para la etapa de transición. Las alianzas con partidos no marxistas, con dirigentes huérfanos de poder o disfrazados de reformistas, apoyados por medios de comunicación y redes sociales sirven de vehículo para legitimar y compartir el poder político. La democracia no es un juego de caras bonitas ni de idiotas útiles que regalan el poder
El juego de participar con todas formas de lucha da resultado, mientras las fuerzas democráticas se desgastan.