Las duras pruebas
Desde joven Froome arrastra varias enfermedades. No han sido obstáculo para la carrera del nacido en Kenia.
Chris Froome pudo ser economista, pero a falta de un año para graduarse en Johannesburgo, Sudáfrica, a donde se trasladó a vivir, a los 15 años de edad, tomó la decisión de seguir su carrera en un vehículo que le generó felicidad de niño: la bicicleta.
En esta se paseaba por la sabana de Nairobi, Kenia, país en el que nació luego de que sus padres, originarios de Brighton, Inglaterra, se trasladaron allí por cuestiones de trabajo. Su mamá es fisioterapeuta y su papá un operador turístico que organizaba safaris, reseña la agencia AFP.
De joven, Froome vivió varios sustos, como encontrarse con un hipopótamo, del cual se tuvo que esconder detrás de un árbol, pero quizá el mayor, el contagiarse con la enfermedad conocida como esquistosomiasis o bilharzia, adquirida tras to- car el agua de un río en Kenia mientras pescaba.
Esta afección parasitaria se manifiesta con constantes fiebres, vomito, baja las defensas, debilita a la persona, y según un informe de ABC Deportes afecta al año a 230 millones de personas y causa cerca de 300 mil muertes.
De hecho, ya inmerso en el deporte de las bielas, este padecimiento, el cual jamás ocultó, no dejaba a Chris mostrar sus grandes cualidades.
Entre 2009 y 2013 esta epidemia se mantuvo en el organismo de Froome, quien reveló ese último año, al diario The Independent, que mediante tratamiento y re-