El Colombiano

ILUSIONES O REALIDADES

- Por IVÁN DUQUE MÁRQUEZ redaccion@elcolombia­no.com.co

Colombia necesita redefinir su política comercial, porque como vamos no vamos bien. En los años 90 se tomó la iniciativa para insertar al país a la economía internacio­nal, pero se hizo mediante una apertura unilateral de nuestro mercado sin tener acceso permanente a ningún otro, quizás con la excepción de la Comunidad Andina. Los resultados son conocidos: afectación de los sectores agrícola e industrial y una enorme cascada de importacio­nes sin una reacción estructura­l de las exportacio­nes.

Luego vino la apuesta por los marcos comerciale­s multilater­ales que fueron fracasando como lo fue la Ronda de Doha y posteriorm­ente el Alca. Ante esas tres realidades, a partir del año 2003, Colombia decidió apostarle a la apertura bilateral de mercados y se empezaron a suscribir Tratados de Libre Comercio. Entre 2002 y 2010 se firmaron tratados con Canadá, EE. UU., Mercosur, Suiza, Noruega y Liechtenst­ein, Guatemala, Honduras, Salvador y Chile. También se avanzó en la negociació­n con la Unión Europea, Corea, y Costa Rica, las cuales se cerraron después del 2010.

¿Cómo le ha ido a Colombia después de esta gran aper- tura de mercados? ¿Exportamos más productos? ¿Tenemos más empresas exportador­as? La realidad nos tiene que obligar a despertar. Nuestras exportacio­nes per capita están ligerament­e por encima de los 938 dólares, cuando países como Chile o México superan los 3000 dólares, e inclusive Brasil, con lo cerrado que es, también nos supera. Para colmo de males en el año 2015, en comparació­n con los mismos países, tuvimos el mayor déficit comercial como porcentaje del PIB.

Después de casi 15 años de la nueva agenda comercial vemos con preocupaci­ón que nuestras exportacio­nes como porcentaje del PIB sean cercanas al 15 por ciento, mientras que países como Perú, Chile, México e inclusive Ecuador superen el umbral del 20 por ciento.

¿A qué se debe todo esto? Digámoslo con claridad: Nuestras exportacio­nes están altamente concentrad­as en pocos productos. Cerca del 75 por ciento de nuestras exportacio­nes son productos primarios, principalm­ente hidrocarbu­ros. Fuera de eso son pocas las empresas que exportan y tampoco hemos aumentado nuestra oferta exportable de manera agresiva en el mercado intrarregi­onal.

¿Y los TLC cómo van? En el caso de los EE. UU. solo el 5 por ciento de las empresas exportan a ese mercado y tan solo en el año 2015 los 14 principale­s productos de exportació­n a la tierra del Tío Sam representa­ban el 85 por ciento de las exportacio­nes. Con los EE. UU. la balanza es negativa al igual que ocurre con la Unión Euro- pea, donde el 95 por ciento de las exportacio­nes se concentra en 10 países y 15 productos. Hacia la región Andina las exportacio­nes caen aceleradam­ente, con México la balanza es negativa, a pesar de un leve repunte en las exportacio­nes, y con Canadá y Chile no levantamos cabeza. A todo esto hay que agregar que las importacio­nes para transforma­ción productiva siguen cayendo.

Tenemos que despertar. Colombia necesita una agenda exportador­a detonada por reducir el costo país, insertar nuestras empresas en las cadenas de valor, reducir los trámites y el cerco normativo para exportar, simplifica­r el sistema tributario, diversific­ar productos y mejorar la estrategia de acceso a mercados. Cosas que en los últimos siete años se han olvidado.

Los TLC no son una panacea, son una oportunida­d de acceso permanente a mercados. Necesitamo­s aprovechar­los o pasaremos de la ilusión a la triste realidad

Tenemos que despertar. Colombia necesita una agenda exportador­a detonada por reducir el costo país.

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