DESHACERSE DEL DICTADOR DE COREA DEL NORTE CON AYUDA DE CHINA
El president Trump no ha sido tímido en decir que los Estados Unidos podría manejar por sí solo a Corea del Norte. Elevando el alarmante espectro de una segunda guerra coreana, el presidente efectivamente ha confirmado la amenaza del secretario de Estado Rex Tillerson que indica que la acción militar unilateral para eliminar el arsenal nuclear de Corea del Norte no ha sido descartada.
Corea del Norte está en la agenda mientras el Sr. Trump recibe al presidente Xi Jinping, de China, esta semana en su finca en la Florida. ¿Podrían las sugerencias del Sr. Trump sobre su política en Corea del Norte demostrar que piensa involucrar a Beijing para derrocar al líder del país, Kim Jong-un?
La acción militar estadounidense unilateral contra Corea del Norte sería políticamente estúpida y militarmente desastrosa. China casi seguramente intervendría, estableciendo una confrontación cargada con los Estados Unidos. Sin la colaboración de Beijing, Washington no podría lograr un ataque militar ‘quirúrgico’ para eliminar a Kim o su arsenal nuclear.
Puede parecer exagerado imaginar a Estados Unidos, con o sin China, expulsando al régimen en Pyongyang, especialmente mientras Washington todavía está lidiando con las consecuencias de la expulsión de Saddam Hussein en Irak y Moammar Gadhafi en Libia. Pero después de años de diplomacia inefectiva, estrategas americanos serían irresponsables si no exploran ponerle fin al régimen nuclear armado norcoreano.
Trump tiene razón al decir que China ha sido de poca ayuda en contener los programas nucleares y de misiles cada vez más sofisticados de Corea del Norte. Los diálogos de seis partidos en Beijing se extendieron por años sin resultado. Ocasionalmente, después de algún acto particularmente ofensivo por parte de Kim, los chinos apretaron sus sanciones, pero nunca hasta el punto que el régimen Kim se viera amenazado.
La administración Trump tiene algo de ventaja en hacer un trato con Beijing, que a su vez tiene razones persuasivas para trabajar con los Estados Unidos para acelerar el fin del régimen de Corea del Norte.
Primero, un ataque unilateral por parte de Estados Unidos probablemente arrastraría a China hacia el conflicto en todo caso. La preparación y la acción conjunta permitirían que Beijing proteja sus intereses. Con Kim fuera del panorama, Beijing sería libre de la constante preocupación de que el impredecible Kim podría desatar una guerra más amplia en Asia oriental.
Segundo, Beijing podría negociar la retirada de Corea del Sur del sistema de defensa de misiles conocido como Thaad, (Terminal High Altitude Area Defense). Washington lo empleó el año pasado para proteger a Corea del Sur contra misiles de Corea del Norte, pero Beijing teme que también podría inhibir a sus propios sistemas de armas.
Tercero, China podría in- sistir que el personal militar de Estados Unidos abandone una península coreana recién unificada, y que la unidad coreana fuera permanentemente neutral. Las tropas americanas no abandonarán Corea del Sur mientras Kim permanezca en el poder.
Idealmente, tanto Washington como Pekín prometerían asistencia para ayudar a Seúl en la gigantesca tarea de reconstruir la harapienta economía de Corea del Norte.
Es lo suficientemente fácil hacer la lista de ventajas para China y los Estados Unidos que resultan del fin de la dinastía Kim. Lograr un nivel de confianza entre los dos rivales, capaz de sostener una operación conjunta tan trascendental, sería mucho más difícil.
Si Trump tiene plan alguno de reclutar a Xi para ayudarle a derrotar a Kim Jong
un, tendrá que esperar. Mientras tanto, hay demasiado para negociar y planear para asegurarse de que un ataque contra el régimen de Corea del Norte y sus armas de destrucción masiva sea infalible
La acción militar estadounidense unilateral contra Corea del Norte sería políticamente estúpida y militarmente desastrosa.