LA VENTANA DEL ALMA
A aquellos que crecimos en la década de los noventa nos cuesta tanto que nos enamoren como quizá lo hizo Noah con Allie en The
Notebook, viviendo un amor desenfrenado donde el coqueteo, los miedos y la locura los llevaron en algún momento a pensar en un amor eterno. Y es que los tiempos cambian, los ojos ya no son la ventana parar abrir el alma, el cuerpo se convirtió en una vitrina donde se puede dar a conocer lo que podría ser fácil de acceder.
Con el tiempo los quirófanos empezaron a expandirse y “la ventana del alma” dejó de ser el arma para penetrar en el hombre una y mil sensaciones. ¿En qué momento la esencia dejó de ser la protagonista en la mujer? Triste, pero sí. En Medellín se volvió parte de la cotidianidad que las autoridades clausuren centros de estética por el fallecimiento de jóvenes – que en ocasiones no sobrepasan los 17 años- en búsqueda del supuesto cuerpo ideal.
Lo cierto es que construir una versión propia depende de cada quién, pero hay un comienzo: Fortaleciendo el alma, siendo imperfectas es el mejor sinsabor que se puede tener para verse linda dejando a un lado siliconas, el escote de demás y el conformismo ante un hombre que no demuestra un interés más allá de lo físico.
¡Seamos imperfectas, con miedos, seamos atrevidas! ¡ Dejemos que salga ese pequeño grito del corazón, enamoremos con un mal chiste, una sonrisa espontánea, brindando con un buen Malbec! Las invito a replantear la búsqueda por el amor propio, a exigirnos lo mejor, a vivir con la esencia que de verdad nos hace felices y ¡encendamos de nuevo la ventana del alma!
* Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión joven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni las universidades e instituciones vinculadas con el proyecto.
¿En qué momento la esencia dejó de ser la protagonista en la mujer? Construir una versión propia depende de cada quién: fortaleciendo el alma.