El asco, maestro de la evolución
¡GUÁCALA! LLEGA A MALOKA PARA ENSEÑAR SOBRE ASCO.
● Insectos, comida en mal estado, acné, sustancias químicas, bacterias, fluidos corporales, microrganismos y todo aquello relacionado con el asco serán los protagonistas de la nueva experiencia interactiva de Maloka.
A través de cuatro estaciones, que incluyen recursos olfativos, táctiles, audiovisuales y digitales, el público podrá asombrarse con lo que la ciencia ha comprendido como asqueroso.
¡Guácala, la ciencia del asco! es una de las experiencias más innovadoras de los últimos años en el país, cuyo objetivo es explorar la importancia del asco para el hombre desde las dimensiones biológica y cultural. Así que vaya preparado para espantarse más de una vez, pero sin duda aprender.
La muestra presenta al asco como una valiosa herramienta evolutiva que ha permitido asegurar la supervivencia del organismo humano, ya que lo protege de la ingestión de sustancias u objetos peligrosos y del contagio de enfermedades, lo que al final está mediado por aspectos culturales que en algunos casos sobrepasan la valoración de los riesgos reales.
En las cuatro diferentes estaciones podrá sorprenderse con todo aquello que, por pudor o temor, está relacionado con el asco, como es el caso de animales (especialmente insectos), fluidos corporales, sustancias químicas, microrganismos, excrementos, partes del cuerpo (dientes, cabellos, piel con acné), alimentos en mal estado, entre otros.
Un imperdible es el Gabinete de asquerosidades, una galería con fotos, videos y frascos con simulaciones de rarezas como: pescados de tres ojos, sanguijuelas, pelos de cloaca, heces, menudencias, afecciones de la piel, grasa humana y parásitos.
¡Guácala, la ciencia del asco! es además una invitación a que las personas se vinculen con los diferentes datos y nuevos hallazgos del mundo fascinante que se esconde detrás de las cosas asquerosas. Por ejemplo: cada esponja de cocina contiene cerca de 54 mil millones de bacterias y se transmiten más de 80 millones de bacterias por ¡cada 10 segundos que nos besamos!