Europeo y Oporto se renuevan con innovadores sabores chilenos
Fusiones de sabores, montajes atractivos y elementos que vienen de la tierra, sumado a un espacio totalmente renovado, son los nuevos aires que presentan estos dos restaurantes de alta cocina, a cargo de premiados chefs que vuelven a entregar una gastrono
CUANDO dos clásicos restaurantes caen en manos de genios de la cocina, el resultado es esperado, especialmente si esos dos destacados profesionales muestran un trabajo que lleva su sello, pero con tintes rupturistas. Son el Europeo a cargo de Francisco Mandiola y Oporto Steak Bar, con Giancarlo Mazzarelli a la cabeza. Dos chefs que en la primera década de este milenio marcaron tendencia y hoy vuelven a revolucionar el ámbito culinario.
Tradición y nitrógeno
En el caso del Oporto, el lugar se renovó por completo junto al diseñador Gino Falcone, quien marcó su es- tilo en cada rincón. Luego, su dueño Jorge Pubill, invitó a Giancarlo Mazzarelli a ser el chef y le ofreció un porcentaje. Lo primero fue marcar su sello de Steak bar y transformarlo en un restaurante con una buena variedad de platos y una coctelería para dejar encantado a cualquiera. Juan Pablo González, es quien está a cargo de manejar colores y texturas en la barra. Mientras que en la cocina, Mazzarelli prepara platos como el tártaro de atún con cebollín, palta, aceite de sésamo, escamas de bonito y jengibre ($8.900); las mollejas en salsa mauniere y limón ($6.900); o un salmón con tomate, alcachofas y puré de aceitunas ($13.900). La carne es la protagonista de la carta con 19 cortes diferentes, entre ellos la palanca, arrachera y el flat iron de wagyú, las que cuestan ($16.900). Además de la entraña ancha ($12.900) y el bife carnicero ($13.900). “Aunque tenemos cortes clásicos, lo que nos interesa es que la gente conozca otros sabores como las de buey y vaca nacionales que se cortan en vara y que son poco común”, explica Mazzarelli. Para acompañar está el puré de zanahoria, la pastelera de choclo y las papas nativas ahumadas.
Para terminar estas tradicionales preparaciones, lo ideal es un innovador “cóctel zen”, preparado con nitrógeno e infusionado con té verde de jazmín, jugo de aloe vera, limón sutil y jarabe de azúcar. El montaje de los platos es otra característica nueva de este lugar. “La idea era que este fuera un restaurante de carnes distinto, por eso proponemos vajillas más lúdicas”, explica Mazzarelli.
De lunes a viernes cuentan con un menú a la hora de almuerzo con tres alternativas en entradas, cinco de fondo y tres de postres. Hay que hacer reserva.
Más luz y 100% chileno
La elegancia del Europeo no cambia, sin embargo hay varias innovaciones. Por ejemplo, se puede oír música y se nota como los clientes hablan un poco más fuerte. El rediseño a cargo del arquitecto Julio Mandiola, cambió la imagen del lugar abriendo más espacios de iluminación natural y unió colores elegantes, pero modernos.
Aún en proceso de remodelación, sólo falta la decoración, que debiera estar lista dentro de las próximas semanas, manteniéndose siempre minimalista. Mientras tanto, en la cocina, Francisco Mandiola, —quien estuvo durante el año pasado viviendo en Nueva York— , entrega varios de los conocimientos que adquirió en los pabellones chilenos de Pro Chile, Chile Week y la ONU, incorporándolos en su nueva carta que rescata una cocina 100% chilena. “Esto es lo mismo que vengo haciendo hace ocho años atrás: mostrar la cocina chilena de una forma más divertida. Estoy trabajando la parte creativa con un nuevo equipo, incluyendo ideas de cosas que hice en Nueva York, cuando le mostraba a Chile al resto del mundo”, explica Mandiola.
Este nuevo Europeo cuenta con un menú de degustación de diez tiempos que cuesta $39.990 y si se le suma el maridaje, hay que pagar $18.900 extra. Ahora, si se desea un plato de la carta, está abierta con varias opciones. Para partir, el snack de bienvenida que puede ser un ceviche de piure sobre milcao de Chiloé, donde los sabores y texturas se unen perfectamente. Otra opción de la degustación es la lengua de vacuno deshidratada con queso de cabra de Chiloé y caldo de pulmai concentrado ($7.900).
En carnes está el corte pork belly cocinado por 18 horas con soya, jengibre y ajo, acompañado con puré de papa y apio y crocante de topinambur, montado sobre una corteza de eucaliptus, una fusión bien especial. El pescado de roca — cada vez más de moda— , es un privilegio, ya que en esta oportunidad Mandiola se las ingenia para hacer una presentación única de un róbalo sobre un puré ácido, salsa de choritos y vegetales envuelto en hoja de repollo morado ($14.900).
Para finalizar un postre que recorre sabores de un bosque nativo, es el pino silvestre, hongos y frío con sabores a manzana, texturas de hongos y sorbete de pepino ($4.900). Como es tradicional en el estilo de Mandiola, la decoración de sus platos incluye elementos de la tierra. ℗