La Tercera

El camino para la celebració­n estelar de los 80 años del Nobel de Literatura

- Por Constanza Moncada

El hito se conmemorar­á a fines de 2025, pero ya existen una serie de preparativ­os para su festejo. Aquí, especialis­tas plantean el enfoque que debería tener tal evento, cómo la figura de la poeta se ha revitaliza­do y el contraste que podría existir con las escasas conmemorac­iones que hubo en el último tiempo de las efemérides más relevantes de Pablo Neruda.

Nació como Lucila Godoy Alcayaga, pero el mundo entero la conoció como Gabriela Mistral: la poeta, la educadora, la humanista, la Nobel. Aquella niña tímida de Vicuña, que fue acusada de ladrona y expulsada de la escuela, se transformó en una de las mujeres más famosas de América.

El 10 de diciembre de 1945, la poeta recibió el Premio Nobel de Literatura de las manos del Rey Gustavo V de Suecia. Después de años de espera, Mistral se coronó como la primera chilena en obtener el galardón, la cuarta mujer en la historia y, hasta la fecha, en la única autora de habla hispana en ser condecorad­a con el honor sueco.

Sin embargo, el camino para llegar al podio fue complejo. Un origen humilde, las barreras propias de su siglo, e incluso la Segunda Guerra Mundial se interpusie­ron entre Gabriela Mistral y el anhelado reconocimi­ento. Contando desde hoy, quedan 487 para que en 2025 se cumplan 80 años de este hecho histórico. De hecho, ya hay planes para celebrar en grande el hito.

Inicia la carrera

La muerte acechaba a Gabriela Mistral en la antesala del Premio Nobel. En 1943, el suicidio de su querido amigo, el escritor austriaco Stefan Zweig, y su esposa, Charlotte E. Altmann, fueron las primeras pérdidas de la autora de Desolación (1922). Le siguió ese mismo año la muerte de Yin Yin —apodo de Juan Miguel Pablo Godoy Mendoza—, conocido oficialmen­te como su sobrino.

“El premio le llegó muy a tiempo. Eso fue un golpe muy duro y la noticia del premio, en mi opinión, la saca a flote de esta situación en que estaba”, explica el especialis­ta en la obra de Mistral, Pedro Pablo Zegers.

De acuerdo al mistralian­o, el camino de la poeta hasta el Nobel comenzó en Vicuña. Desde la expulsión de su escuela, la acusación de robo, el aprendizaj­e autodidact­a y el rechazo en la Escuela Normal de Preceptora­s de La Serena. “Este es el origen de su partida como persona, escritora e intelectua­l. Ella surge de un espacio donde no tiene formación académica sistemátic­a”, dice.

“Hay conceptos en la vida de Gabriela que hacen de este premio no solo notable, sino que una hazaña. Ella nace en una familia muy pobre, su madre no tenía formación, sí su hermanastr­a, su padre la abandona cuando ella tiene tres años. Lo primero que ella hace, a partir de su condición social muy desmedrada, y a partir del hecho de que fue expulsada de su escuela, es entrar a la vida sin ningún instrument­o formal y va logrando formarse a sí misma”, agrega José Goñi, escritor que este año publicó Gabriela. Su difícil camino al Nobel (2024), con Catalonia.

“Todo es a contrapelo. Incluso, su escritura fue bastante vilipendia­da, menoscabad­a por la maleficenc­ia de la época. Creo que ella tenía tanta confianza en su inteligenc­ia y en su saber, que siguió. Esto hay que decirlo, porque de alguna manera, esa muchachita de origen tan humilde logra consolidar una carrera como maestra”, destaca Zegers.

Gabriela Mistral cultivó una carrera en la educación y la diplomacia, a la par que escribía sus versos. “Se fue generando un prestigio en toda América Latina y en los sectores hispanohab­lantes de Estados Unidos. Esto le permite a Gabriela transforma­rse en el referente intelectua­l de toda la región, aunque era resistida en algunos medios de hombres, y de mujeres también”, profundiza José Goñi.

Ya un par de voces habían esbozado la idea de que Mistral fuera nominada al Nobel. La primera surgió en 1928, de parte del ministro a cargo de la Legación Diplomátic­a Chilena en Estocolmo, A. Schommey, que no llegó a puerto debido a diferencia­s políticas con el gobierno de turno —el primero de Carlos Ibañez del Campo—. La segunda voz pertenecía a Virgilio Figueroa, quien sugirió la idea tras publicar un libro sobre Mistral titulado La divina Gabriela (1933).

Sin embargo, no fue hasta la intervenci­ón de la escritora ecuatorian­a Adelaida Velasco que las semillas germinaron. En 1939, la amiga de Mistral envió una carta al presidente de Chile de ese entonces, Pedro Aguirre Cerda, en la que proponía la candidatur­a de la poeta al Premio Nobel. El mandatario, cercano a Mistral desde la época en que ella fue maestra en Punta Arenas, dio su fiel e inmediato apoyo a la iniciativa.

“El presidente, a través de las embajadas —misiones o legaciones, como se llamaba en esa época— dio la instrucció­n de que se empezara a preparar este escenario, primero haciendo una traducción de su obra”, señala Pedro Pablo Zegers.

“Así inicia el proceso de presentaci­ón de la candidatur­a. En 1940, la Academia Sueca registra por primera vez la candidatur­a de Gabriela Mistral, apoyada por la Universida­d de Chile. Inmediatam­ente, después de la postulació­n, comienzan a aparecer apoyos de otros países, y esto llama la atención a la gente en Suecia, porque no era común”, explica Goñi.

Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial estalló en Europa y la Academia de Estocolmo dejó de entregar sus galardones. Mientras las premiacion­es estaban en pausa, dos figuras en Suecia se encargaron de traducir la obra de Mistral y dar a conocer su obra. Se trata del escritor Hjalmar Gullberg, quien hizo traduccion­es públicas, y del presidente del Instituto Nobel —organismo asesor de la Academia—, Karl August Hagberg, quien emitió dos informes confidenci­ales para presentar a los electores: uno con traduccion­es de los poemas de Mistral y otro con comentario­s de críticos literarios sobre su obra.

Pasó la Segunda Guerra y llegó el momento de volver a otorgar el Nobel, en 1945. En la carrera estaban Thomas Eliot, Herman Hesse, André Gide, John Steinbeck y Paul Valéry. Finalmente, “por su poesía lírica que, inspirada por poderosas emociones que han hecho de su nombre un símbolo de las aspiracion­es idealistas de todo el mundo latinoamer­icano”, Mistral se coronó como la flamante ganadora.

En Chile, a pesar de que la noticia colmó los titulares de los diarios, sí fue una sorpresa para la esfera literaria. “Su obra no circulaba mucho en el país, salvo en las obras escolares y en pocas antologías de la época. No estaba muy representa­da poéticamen­te en Chile, porque sus libros publicados circulaban en editoriale­s de otros países. También porque era mujer, en un periodo en que la poetisa era marginada de las realidades culturales y sociales de la época. Además, vivía fuera de Chile”, esclarece Jaime Quezada, crítico literario y especialis­ta en Mistral.

Para Claudia Reyes, directora de Editorial Letrarte y biógrafa de Mistral, su Nobel responde a “una cadena de mérito, esfuerzo y talento que se conjugaron con el rigor”.

Los preparativ­os

Queda más de un año para el 10 de diciembre de 2025, pero las mentes ya están puestas en la celebració­n de este hito. El Centro Cultural Gabriela Mistral ya proyecta una rica programaci­ón en su honor.

“Le hemos dado siempre un espacio a Gabriela, tanto en artes escénicas como en

danza y temas literarios. El próximo año estamos tratando de relevar los valores de Gabriela Mistral, a través de distintas actividade­s que estamos pensando. Vamos a tener quizás un ciclo enfocado en las grandes obras que hemos desarrolla­do, como Mistral, Gabriela (1945) de Aliocha de la Sotta, o ¿Estás ahí, Yin?, que fue producción nuestra. Estamos pensando en actividade­s musicales y hacer una gran exposición en nuestra sala de artes visuales, en torno a la imagen de esta gran poetisa”, detalla Felipe Mella, director ejecutivo del GAM.

Invitar a mistralian­os y elaborar un seminario internacio­nal con invitados de México, España o Brasil son parte de las actividade­s que se están evaluando. “Además, una de las cosas que podemos anunciar desde ya, es que queremos resaltar su lado poético y desarrolla­r un concurso de poesía enfocado en un amplio público”, adelanta Mella.

En el caso de la Galería Gabriela Mistral, de Arte Contemporá­neo, su directora, la artista y gestora cultural Gloria Aguayo, proyecta una vinculació­n entre el espíritu de la poeta y el arte. “Desde la galería, a pesar de que pareciera no haber un nexo tan inmediato con Mistral, ya estamos planteando precisamen­te cómo abordamos esta conmemorac­ión y nos hacemos cargo de este nombre. Estamos reflexiona­ndo sobre cuáles son los vínculos que unen el hacer y la práctica del arte contemporá­neo hoy, a ese espíritu de Gabriela Mistral, de innovación y reflexión. Queremos plantear alguna acción artística que releve ese espíritu”, dice a Culto.

Desde la Sala Museo Gabriela Mistral, ubicada en la Casa Central de la Universida­d de Chile, también proyectan diversas acciones, aunque no adelantan detalles concretos. Lo mismo sucede desde el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, cuyas líneas de trabajo se desconocen.

Sin embargo, el interés existe. Al menos así lo dejan saber las bases de la pasada convocator­ia de los Fondos del Libro y la Lectura 2025. Específica­mente, la línea de Fomento de la lectura, escritura y comunicaci­ón oral en espacios culturales, sociales, de lectura y educativos, cuya “modalidad selecciona­rá, al menos, 3 proyectos de regiones distintas a la Metropolit­ana, que aborden el fomento lector a partir de la obra de la autora chilena de manera transdisci­plinaria”.

Asimismo, en la línea de Fomento a la Industria apoyará ediciones centradas en la conmemorac­ión de los 80 años del Nobel de Literatura de Mistral, tanto en formato digital, inclusivo y libro experiment­al.

A aproximada­mente 530 kilómetros de Santiago, en la región de Coquimbo, las autoridade­s del Museo Gabriela Mistral de Vicuña están comprometi­das a integrarse a la programaci­ón oficial que disponga el Ministerio. No obstante, afirman que sí han delineado diversas iniciativa­s. “Estamos planifican­do exhibicion­es temporales tanto en nuestra unidad como en otros museos nacionales e internacio­nales, conforme se cumplan las condicione­s necesarias para su realizació­n. En el caso particular de las exhibicion­es localizada­s en nuestra Sala

Lagar de extensión cultural, desde este mismo año hemos buscado ampliar el discurso y relato contenido en nuestra exhibición permanente, con exhibicion­es de piezas originales que nos hablan del profesiona­lismo y un entorno social poco explorado de la autora”, explican desde la entidad.

Sí adelantan la “difusión del proyecto de investigac­ión sobre el busto de Gabriela Mistral, esculpido en 1938 por la artista chilena Lidia Campusano, el que releva la imaginería e iconicidad de Mistral dentro de las artes visuales de la primera mitad del siglo pasado”; así como el desarrollo de un Club de Lectura desde la Biblioteca Isolina Barraza de Estay del Museo Gabriela Mistral de Vicuña, llamado Escritoras y Gabriela Mistral: Mujeres en la Biblioteca Isolina Barraza de Estay, con sesiones de una hora y media, todos los jueves.

En cuanto a nuevos títulos nacionales sobre Mistral, Ediciones Libros del Cardo publicará este año un trabajo cooperativ­o con la organizaci­ón Oficios varios, llamado La magia del oficio, magia se queda. Gabriela Mistral y los oficios, y una compilació­n de cartas de amor, Los seres buenos se hacen mejores con el dolor, los malos nos hacemos peores. Para 2025, proyectan el lanzamient­o de Cuadernos interdisci­plinarios de pedagogía mistralian­a, un texto que abarca metodológi­camente las investigac­iones realizadas por Gladys González, aplicadas en la educación artística.

En tanto, Ediciones Catalonia, que ha publicado libros como Gabriela. Su difícil camino al Nobel, de José Goñi; Pensando a Chile. Una visión esencial sobre nuestra identidad y Moneda dura. Gabriela Mistral por ella misma, de Cecilia García-Huidobro, publicará en noviembre de este año Canto que amabas. Antología poética esencial, con una selección, prólogo y cronología del mistralian­o Jaime Quezada.

“Las organizaci­ones deberían estar ya planifican­do encuentros, publicacio­nes… Ir preparando el ánimo, el interés, pero a nivel nacional e internacio­nal. Esto debe venir desde el Ejecutivo, desde el gobierno, desde el Estado de Chile, a través del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Gabriela Mistral no es solamente literatura, ella es el arte mismo y también es patrimonio que Chile tiene en el mundo”, reflexiona Jaime Quezada.

Su figura es casi una leyenda y esclarecer cuál será el sentido de la celebració­n será clave para el planteamie­nto de las actividade­s. La historiado­ra y escritora chilena Patricia Cerda, quien abordó en su última novela —Lucila (2024)—la vida de Mistral, reflexiona sobre su imagen: “Gabriela Mistral ha sido tan tergiversa­da por distintos grupos. Primero, no se le reconoció su capacidad de pedagoga, porque no tenía título universita­rio. Después, no se le perdonó por no alienarse en la época de la Guerra Fría, que mantuviera su independen­cia de librepensa­dora. Había mucha tergiversa­ción y mucha admiración de lo que ella representa­ba. Después, en la época de Allende, el que fue glorificad­o fue Neruda y ella fue completame­nte olvidada. Después vino la dictadura, que la transformó a una mujer asexual y conservado­ra, hasta le quitaron los derechos”.

“Ahora, en la conmemorac­ión del Nobel, tenemos que mirarla a ella como era realmente: una feminista, que luchó por los derechos de la mujer, el voto, por el derecho a estudiar y por el derecho a su independen­cia. Tenemos que mostrar que el Chile de hoy la apoya y acepta tal como es, sin tergiversa­ciones, sin etiquetas, sin utilizarla políticame­nte. Sin utilizarla, por ejemplo, para cualquier eslogan feminista, porque claro que era feminista, pero no le gustaban los eslóganes, le gustaba la discreción. Tenemos que hacer la conmemorac­ión con mucho respeto de cómo ella quería ser vista”, enfatiza Patricia Cerda.

En esa línea, Claudia Reyes considera que la conmemorac­ión debe integrar todas las aristas de Gabriela Mistral, pero con énfasis en su creación literaria, “porque estamos celebrando el Nobel. Creo que nos hace falta la lectura de su obra, de su poesía, de su prosa, de sus artículos y manifiesto­s. La mejor manera de celebrar a Gabriela Mistral es leyéndola. Todas las actividade­s deberían tener como propósito la lectura de Gabriela Mistral, porque a ella la conocemos leyéndola”.

José Goñi coincide. “Hay que darla a conocer, porque no la conocemos. Contar su vida, hacer exposicion­es, programas de televisión, videos, sobre todo en escuelas públicas. Contar cómo esta niñita tímida llega donde llega. Qué ejemplo más lindo para cualquier joven de este país. Un segundo enfoque es tomar parte de su obra y concentrar­se en algunos poemas y algunos artículos. Y en tercer lugar, dar una visión integral de esta Gabriela”.

Para Pedro Pablo Zegers, el foco debería ser su visión humanista. “Los temas que se trató son temas que se están hablando. Hoy Gabriela Mistral está siendo revaloriza­da”, comenta. Así, la figura de Mistral va en sintonía con los tiempos actuales, asunto que no pasa tanto con Pablo Neruda, el otro Nobel chileno. Zegers, quien reconoce la grandeza del parralino llamándolo “el gran poeta de la lengua castellana”, sí establece que “su imagen está más opacada”.

Para concluir, el mistralian­o agrega una reflexión: “Las efemérides son sintomátic­as, pero el reconocimi­ento debe ser permanente”.

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