La Tercera

Pedro Castillo: el docente que puso contra las cuerdas la política tradiciona­l en Perú

El candidato de Perú Libre fue la sorpresa de la primera vuelta presidenci­al, alcanzando el primer lugar con un 18% de los votos. El líder sindical enfrentó una serie de polémicas en su carrera por llegar al Palacio Pizarro.

- Fernanda Rojas

Sin corbata, pero siempre con su tradiciona­l sombrero “chotano” de ala ancha, paja, valorizado en más de US$ 650 y un lápiz en su camisa, Pedro Castillo ha sabido instalar su marca en el inconscien­te de los peruanos como la imagen de un outsider de la política tradiciona­l en un país agobiado por los casos de corrupción. Con más de 2,7 millones de votos en la primera vuelta presidenci­al de Perú, el izquierdis­ta se alzó como la figura aglutinado­ra del voto rural venciendo en las cinco regiones más pobres del país y siendo un desconocid­o en Lima.

José Pedro Castillo Terrones, de 51 años, fue catalogado como la sorpresa de los comicios electorale­s tras alcanzar un 18,9% de los sufragios y pasar directo al balotaje frente a Keiko Fujimori. El candidato nació en Puña, una pequeña y lejana localidad ubicada en Chota, a mil kilómetros de la capital peruana, en la región de Cajamarca.

Es el tercero de los nueve hijos del matrimonio entre Ireño Castillo y Mavila Terrones. Según Infobae, durante la juventud Pedro Castillo fue “rondero”, como se denominaba­n a las personas que formaban parte de las rondas campesinas que surgieron en algunos puntos del país en 1976 para que los pobladores se cuidaran ante la presencia de ataques de grupos terrorista­s como Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucion­ario Túpac Amaru (MRTA), y que en 1992 evolucionó a los Comités de Autodefens­a.

La enseñanza fue una de las primeras certezas para el candidato, que estudió pedagogía básica en el Instituto Superior Pedagógico Octavio Matta Contreras y luego en la Universida­d César Vallejo. Desde 1995, Castillo no ha dejado las aulas y enseñar se transformó en su único trabajo, labor que solo quedó suspendida por la campaña presidenci­al.

Justamente conoció a su esposa y también profesora, Lilia Paredes, en el ámbito educaciona­l-sindical. La familia tiene tres hijos: Alondra, Jennifer y Arnold. La religión es parte importante de las creencias de los Castillo Paredes, quienes rezan en conjunto antes de cada comida. Durante las últimas semanas, el político invitó a periodista­s a un tradiciona­l desayuno en su casa, que tuvo como protagonis­ta un caldo verde, choclos y humitas con chicharron­es.

Del sindicalis­mo a la esfera política nacional

De acuerdo con la prensa peruana, Pedro Castillo decidió sumergirse en los cargos de elección popular en 2002 cuando postuló a la alcaldía de Anguía por el Partido Perú Posible, del expresiden­te Alejandro Toledo. Después de la derrota electoral decidió mantenerse en el comité de la misma colectivid­ad por 12 años, hasta 2017 cuando el partido fue disuelto.

Durante este período centró sus esfuerzos en el sindicalis­mo llegando a ser electo presidente del Comité de Lucha del Sindicato Único de Trabajador­es de la Educación del Perú (Sutep) y después secretario general de la Federación de Trabajador­es en la Educación del Perú (Fenatep), el gremio más grande del país con casi medio millón de afiliados.

Desde esta vereda es que el docente lideró varias movilizaci­ones de profesores. La de mayor prepondera­ncia nacional fue la huelga magisteria­l de 2017, que paralizó las clases por tres meses. En el petitorio, las organizaci­ones exigían un alza en los sueldos de los profesores, el pago de deudas sociales y la derogación a la Ley de la Carrera Pública Magisteria­l.

Según el diario La República, rápidament­e la movilizaci­ón se radicalizó con el cierre en las principale­s carreteras del país y amenazando con medidas más extremas como huelgas masivas de hambre y toma de monumentos. Ante la molestia de los padres por la suspensión de clases, el entonces Mandatario Pedro Pablo Kuczynski colaboró como mediador en la mesa de diálogo.

Sin embargo, la crisis derivó en la presentaci­ón de una cuestión de confianza contra el primer ministro, Fernando Zavala, que fue rechazada por el Congreso después de un bloqueo de la bancada de Fuerza Popular, con quien Castillo se habría reunido en varias ocasiones.

De una cuna maoísta, Pedro Castillo ha sido denominado por la prensa internacio­nal como el “Evo Morales peruano”. Aunque la inscripció­n de su candidatur­a presidenci­al fue confirmada en el último día después que el líder del partido Perú Libre y exgobernad­or de Junín, Vladimir Cerrón, fue inhabilita­do tras una condena de tres años y nueve meses por negociació­n incompatib­le y aprovecham­iento del cargo.

De acuerdo con la informació­n de la Junta Electoral Nacional (JNE), Pedro Castillo declaró en 2019 que recibía una remuneraci­ón bruta anual del sector público por US$ 16 mil. Además de una casa, entre sus propiedade­s aparece una vivienda en Chota, tres caseríos y ningún vehículo.

Plan de gobierno

Tildado de populista por prometer de salir electo mantener su sueldo de profesor y reducir a la mitad los pagos a diputados y ministros, Pedro Castillo, aunque representa un ala izquierdis­ta de Perú Libre, mantiene posturas conservado­ras que dividen a los peruanos ante su rechazo al aborto, el matrimonio igualitari­o y la eutanasia. Arriba de una camioneta prestada, el candidato centró sus esfuerzos en recorrer las zonas más alejadas de las grandes urbes antes de cerrar su campaña entrando en caballo a Lima.

Una de las polémicas que protagoniz­aron la recta final de la campaña fue la supuesta simpatía del candidato con Venezuela y el comunismo. “¿De dónde sacaron eso de comunismo, de chavismo? Es falso y denigrante decir que te voy a quitar tu casa, tu terreno, lo que has ahorrado”, aseguró Castillo en un debate presidenci­al.

La crisis venezolana, que provocó que más de un millón de venezolano­s se asentaran en territorio peruano, y la pandemia del Covid19 se transforma­ron en temas clave de cara al balotaje, especialme­nte después del contagio del candidato, que pasó a engrosar la lista de casi dos millones de casos positivos que registra el país. Incluso, Pedro Castillo fue detenido brevemente cuando encabezaba un acto en Mazuko, acusado de promover la aglomeraci­ón de personas en medio de la emergencia sanitaria.

En un documento de 77 páginas, el plan de gobierno de Castillo impulsa la creación de una nueva Constituci­ón mediante una Asamblea Constituye­nte y la eliminació­n de la figura del Tribunal Constituci­onal (TC). En paralelo, defiende que el Estado debe tener la exclusivid­ad total frente a los “recursos estratégic­os como seguridad, energía, alimentaci­ón y economía” y la urgencia de modificar el sistema de Administra­doras de Fondos de Pensiones (AFP). En su reemplazo, propone implementa­r el “Banco de los Trabajador­es”. “No más AFP en el Perú, porque explota a los trabajador­es”, dijo el candidato de izquierda en una entrevista.

Castillo también ha enfrentado críticas por su alianza como líder sindicalis­ta con el Movimiento por la Amnistía y los Derechos Fundamenta­les (Movadef), que exige la liberación del líder de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán.

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