UNA POTENTE FUERZA DE CAMBIO
SEÑOR DIRECTOR
Estamos viviendo un momento histórico. Se abre una nueva etapa. Las impresionantes manifestaciones ciudadanas no tienen precedente, y son esperanzadoras. Ninguno de nosotros comprende la fuerza que emerge. Pero esa fuerza positiva puede impulsar un salto hacia un país mejor. No estamos condenados a una crisis institucional, ni a un retroceso económico, ni a un aumento de la desconfianza, ni a la violencia y el saqueo. Creo que somos capaces de iniciar un nuevo rumbo, y avanzar a un nuevo pacto social y a una nueva Constitución Política.
Ese es nuestro desafío. Para lograrlo, juntos hemos de combatir la desigualdad y la violencia. Un cambio sustantivo necesita amplio apoyo social, una economía que crezca y un gran diálogo social, con participación en todas las regiones. Pero no lo lograremos sin erradicar el vandalismo.
La democracia debe garantizar la seguridad ciudadana. La violencia es enemiga del cambio social; el temor alimenta el autoritarismo. ¿Cuál es el origen de esa violencia? ¿Están confabulados el narcotráfico, las organizaciones delictuales y grupos anarquistas?
El gobierno debe reaccionar fuerte. El orden se debe restaurar con la policía, el apoyo de la sociedad civil y los municipios, y a la brevedad retirar a los militares. Un nuevo gabinete deberá abrir un diálogo social amplio, con dirigentes que representen a los principales sectores sociales. El gobierno debe profundizar sus medidas sociales, y retirar las reformas de pensiones y tributaria, para convenir con la oposición cómo generar nuevos ingresos fiscales de los más pudientes. Por su parte, la oposición tiene que dialogar, no generar vacíos de poder que alienten la anarquía, y mostrar que las instituciones políticas son capaces de actuar rápido. La nueva etapa será compleja y prolongada. Todos, en particular la centroizquierda, deben prepararse, y elaborar una alternativa con las organizaciones sociales. Esta fuerza que emerge puede augurar un progreso a la igualdad y a la solidaridad. Dependerá de nosotros.
Sergio Bitar