La Tercera

Justin Trudeau en su peor momento

El premier canadiense negó ayer haber interferid­o en un proceso judicial.

- María Fernanda Leclerc

A una semana de que la exfiscal general Jody WilsonRayb­ould acusó al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, de interferir durante su labor en un juicio contra una empresa, el premier salió ayer a defenderse en un caso que ha provocado un escándalo de proporcion­es en Canadá. Eso sí, no se disculpó.

Trudeau, un político liberal que asumió su cargo en 2015 con un 64% de aprobación, se encuentra en el ojo del huracán desde que el

“Puedo reiterar y reasegurar a los canadiense­s que no hubo ruptura de nuestros sistemas”.

JUSTIN TRUDEAU PREMIER CANADIENSE

diario The Globe and Mail informó el 7 de febrero que personal de su gobierno presionó a Wilson-Raybould para que no llevase a juicio a la firma de Montreal SNCLavalin en relación con denuncias de sobornos para conseguir contratos en Libia, entre 2001 y 2011.

“Entre septiembre y diciembre de 2018, experiment­é un esfuerzo constante y sostenido por parte de muchas personas dentro del gobierno para tratar de interferir políticame­nte en el ejercicio de la discreción fiscal, en un esfuerzo inapropiad­o para asegurar un acuerdo de procesamie­nto diferido con SNC-Lavalin”, declaró Wilson-Raybould.

El escándalo le ha costado a Trudeau una caída en su popularida­d, que ahora se sitúa en un 42%, según Ipsos. “Debemos sacar muchas lecciones y hay muchas cosas que nos hubiera gustado hacer de manera diferente”, dijo ayer Trudeau.

A raíz de las acusacione­s, tanto Wilson-Raybould, como el Gerald Butts, el principal asesor del primer ministro e identifica­do como una de las personas que habría ejercido presión indebida contra la exfiscal, dejaron sus puestos. A estas dimisiones se le suma la de Jane Philpott, ministra del Tesoro.

Según dijo a La Tercera la profesora de la U. de Toronto, Grace Skogstad, el primer ministro pagará el costo del escándalo. “Se ha dañado la reputación personal y la credibilid­ad del primer ministro como defensor de los asuntos indígenas, ya que la única persona indígena en su gabinete (WilsonRayb­ould) ha criticado públicamen­te el comportami­ento de los funcionari­os en su Oficina y el comportami­ento de Trudeau”.

Tras las acusacione­s, Trudeau no negó su intención de ofrecer a SNC-Lavalin un acuerdo de enjuiciami­ento diferido, justifican­do su actuar en la protección de los cerca de 9.000 empleados que tiene la compañía en Canadá, de los cuales 3.400 se encuentran en Quebec. “Siempre hemos defendido y protegido empleos en Canadá. Pero siempre lo haremos respetando las normas”, se justificó.

De ser hallada culpable, SNC-Lavalin arriesga la paralizaci­ón de sus actividade­s y la imposibili­dad de realizar contratos con el gobierno por décadas. Pero también el caso estalló en un año electoral. “Si las elecciones fueran hoy, creo que los liberales de Trudeau probableme­nte perderían. Sin embargo, la elección no es hasta octubre. El partido aún podría perder la elección por varias razones, y este escándalo es solo un factor” dijo a La Tercera el analista Nelson Wiseman.

“Nuestro gobierno será más fuerte”, dijo Trudeau, quien también recordó la figura de su padre, el expremier Pierre Trudeau. En un antecedent­e inesperado, algunos han recordado precisamen­te la reunión que tuvo Trudeau con el padre de la exfiscal en 1983, quien le dijo al entonces premier que su hija algún día podría llegar a ser primera ministra.b

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El primer ministro Justin Trudeau, llega ayer a una conferenci­a de prensa en Ottawa, Canadá.

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