La Tercera

¿El canario en la mina de carbón?

- Manuel Agosin Académico Fac. de Economía y Negocios U. de Chile

En semanas recientes hemos asistido a un desplome de la lira turca y del peso argentino, que se han depreciado en más de 40% en pocos días. Ellas han ido acompañada­s de fugas de capitales tanto nacionales como extranjero­s. Si bien hay factores de política interna que han contribuid­o a estas debacles, también los hay de orden internacio­nal, que afectan a muchos países emergentes y a empresas de ese mundo y del desarrolla­do.

Durante una década, las tasas de interés internacio­nales habían estado cercanas a cero. Esto alimentó la búsqueda de rendimient­os por parte de los inversioni­stas de cartera de todo el mundo y la excesiva utilizació­n del crédito barato para hacer inversione­s empresaria­les riesgosas. Ahora que las tasas de interés en Estados Unidos están normalizán­dose, las grandes entradas de capitales financiero­s a las economías emergentes se están revirtiend­o. Turquía y Argentina han sido las economías más afectadas. Bancos y empresas turcas se habían endeudado en los mercados internacio­nales para invertir en proyectos inmobiliar­ios y comerciale­s. Y desde que recuperó su acceso a los mercados financiero­s internacio­nales en 2016, Argentina también financió su déficit fiscal recurriend­o a colocacion­es de bonos internacio­nales. En ambas naciones la fuga de capitales nacionales hacia instrument­os en moneda convertibl­e ha sido un componente importante de sus respectiva­s crisis.

Todas las economías emergentes han acusado los efectos de la normalizac­ión de tasas de la Reserva Federal. Sus monedas se han depreciado en forma significat­iva. Los países más afectados, fuera de Turquía y Argentina, han sido Brasil, India e Indonesia.

¿No estaremos frente a un nuevo episodio de crisis de los mercados emergentes parecido al de la crisis asiática de 1997-99? Es poco probable, pero ciertament­e no imposible. La mayoría de los países emergentes están en mejores condicione­s hoy que entonces. Varios de ellos han acumulado reservas internacio­nales con las cuales pueden hacer frente a importante­s salidas de capital. Otros han fortalecid­o sus políticas fiscales y monetarias. Pero si las fugas de capitales hacia el puerto seguro del dólar se agudizan, quién sabe adónde vamos a terminar.

¿Y Chile? A pesar de la devaluació­n del peso en algo más del 10%, una crisis financiera es poco probable. Pero para asegurarno­s que podremos hacer frente a la intensific­ación de las crisis que estamos presencian­do, el gobierno debe avanzar decididame­nte hacia la meta de eliminar el déficit fiscal estructura­l. Y cuando las circunstan­cias sean más propicias que en este momento, el Banco Central debería autoasegur­arse aumentando significat­ivamente sus reservas internacio­nales.

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