La Tercera

Palos cruzados

Joaquín Niemann visitó al plantel de la UC, que mostró poco golf. Él se lució acertando de un swing al travesaño del otro lado de la cancha.

- Diego Hermosilla

Un muchacho cruza los estacionam­ientos de San Carlos de Apoquindo acompañado de un amigo, quien carga una bolsa de palos de golf. Los artículos se habían visto antes en el lugar de entrenamie­nto de la UC, pues algunos futbolista­s lo practican y muchas veces los palos se dejan ver por las ventanilla­s de sus autos, pero esta vez es diferente: ese joven es Joaquín Niemann, el chico que en seis meses como profesiona­l conquistó el PGA Tour y se convirtió en protagonis­ta.

A Joaco lo invitaron los jugadores, después de que se supiera que es hincha cruzado. “Puedo ver poco los partidos, porque siempre, sábado o domingo, se topan con campeonato­s, pero ahí estaré desde Estados Unidos apoyando”, asegura el número uno de Chile.

El talagantin­o miró atentament­e el entrenamie­nto dirigido por Beñat San José, acompañado de su eventual caddie, un amigo que por ser hincha de la UC se ganó este honor, al menos por un día. Una vez finalizado, cada futbolista se presentó, hubo una conversaci­ón distendida y el club le regaló a Joaco un libro, una camiseta con su nombre y número 18 (por el año y los hoyos de un campo) y la credencial como socio de la institució­n. Al tiempo, Niemann dominaba con aceptable habilidad una pelota de fútbol y remataba. Ambas acciones con la pierna izquierda; el golf lo juega como derecho.

“Recuerdo el primer partido de la Católica al que fui, que fue en Temuco. ¿Ídolos? Sigo a Nico Castillo, que también es fanático del golf. De repente hablamos, aunque no nos hemos coordinado para el golf. Un día vamos a jugar”, explica el golfista.

Después, en un improvisad­o tee marcado por pelotas de fútbol, Joaco mostró a los miembros del plantel su famoso swing, pero la pelota se fue demasiado lejos. De hecho, llegó a la cancha central, a 262 metros. “Me dio susto”, murmura mientras guarda el driver y saca un fierro más asegurador. “Esta va al palo”, vocifera José Pedro Fuenzalida. Tal cual, tras el golpe de Niemann se escucha el clank del impacto de la bola con el travesaño. Sin saber que el objetivo estaba a 109 metros, solo mirando, Joaquín hizo lo que parece imposible. La risotada después del acierto demuestra que fue una sorpresa para él mismo. “Pero si estamos frente a uno de los mejores del mundo”, explica a su vez Chapita.

Tras Joaco probaron suerte dirigentes, jugadores y miembros del cuerpo técnico que mostraron su experienci­a. Benjamín Kuscevic no erró; Fuenzalida sabía qué hacer.

Luego, los primerizos. San José escuchó los consejos y logró hacer volar la pelota. Lo de Cristián Álvarez lo resume Niemann: “El Huaso creo que fue el que destiñó, pero al final la movió cerca de un metro”. Sobre lo hecho por Beñat, Fuenzalida no deja dudas: “No vamos a hablar mal del profe”.

“Verlo acá, después de que le hemos seguido la carrera todo el año... es emocionant­e. Estamos felices de conocerlo y poder felicitarl­o”, reconoció Fuenzalida, quien le pidió una pelotita de regalo y, luego, que se la firmara. “Primero lo primero, ¿no?”, aclaraba Chapita.

Joaquín se fue feliz de San Carlos en su último día en Santiago. “Siempre me ha gustado la UC y tengo amigos bien fanáticos. Estuvo entretenid­o, ojalá lo pueda hacer de nuevo”. Ahora a Rapel y el lunes, avión a Estados Unidos para iniciar los entrenamie­ntos. Es que excepto el momento en que golpeó con una pequeña pelota de golf un fierro ubicado a 109 metros, Niemann no ha tomado los palos en semanas. Talento natural.b

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 ??  ?? ► Al lado, Joaco pega largo y Fuenzalida lo mira. Arriba, el esquema de dos de sus tiros: el amarillo dio en el palo.
► Al lado, Joaco pega largo y Fuenzalida lo mira. Arriba, el esquema de dos de sus tiros: el amarillo dio en el palo.

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