Asesinato de Jaime Guzmán
Señor director:
Hoy se cumplen 26 años desde que Jaime Guzmán fue alevosamente asesinado por el FPMR por defender con convicción sus ideas. Infausta fecha que evoca la intolerancia a la que puede llegar la izquierda.
Por estos días Jaime sufre otro tipo de ataque. Hay quienes quieren erradicar sus ideas, sobre las cuales edificó el Movimiento Gremial hace 50 años en los patios de la UC, y que luego alentaron el andamiaje institucional que, en esencia, nos rige hasta hoy. De esas ideas hay una que despierta particular animadversión entre sus adversarios y algunos exégetas: la subsidiariedad. Este longevo principio que rige nuestra organización social ha venido soportando estoicamente, hasta ahora, la inquina obsesiva de unos y otros. Hay que removerlo desde sus cimientos, exigen los primeros. Hay que reinterpretarlo para calmar a la opinión pública que clama por más Estado, proponen los segundos.
Unos y otros tropiezan con la porfiada historia que muestra que en las sociedades donde el Estado ha ocupado un rol central, asignado democráticamente o atribuido autoritariamente, en vez de incentivar la iniciativa privada ha realizado todo lo que los privados no pueden, y al final e indefectiblemente termina con el esfuerzo y mérito personales como víctimas. La subsidiariedad opera como la mejor defensa y promoción de las libertades cotidianas, tan necesarias para alcanzar el desarrollo de cada persona y el bien común de la sociedad en su conjunto. Jorge Jaraquemada
Director Ejecutivo Fundación Jaime Guzmán