“Todos tenemos una cuota de responsabilidad en los problemas de la R. Laboral”
El ejecutivo coincide en que el país debe enfrentar la elevada desigualdad, y por eso cree “impresentable” que el proyecto no incluya medidas para la capacitación. Afirma que la reforma parece desconocer la realidad de las empresas y propone usar el segu
Pdte. Consejo Asesor Clapes y consejero de Sofofa: “El diagnóstico del gobierno es el correcto pero su solución muy peligrosa”. Esa frase sintetiza, según Alfonso Swett Opazo, presidente del Consejo Asesor Nacional de Clapes UC y consejero de la Sofofa, los problemas de la reforma laboral impulsada por el gobierno. Asegura que la intención del Ejecutivo de reducir la desigualdad, “que efectivamente es un problema relevante que tenemos como país”, a través de aumentos salariales por un mayor poder negociador de los sindicatos, “es una visión estrecha” que a largo plazo afectará la competitividad de las empresas y, por ende, al empleo y las remuneraciones. Swett sostiene que el proyecto desconoce la realidad de las empresas y estima “impresentable” que no incluya medidas para mejorar la capacitación. En todo caso, es autocrítico sobre el rol de los empresarios en el debate. “Se requiere una mirada empresarial más moderna, más cercana a lo que está ocurriendo en el mundo”, afirma. ¿Por qué dice que el proyecto parte de un diagnóstico correcto? Por que creo que el país tiene un problema relevante con la desigualdad, que hay que tomar medidas para reducirla; necesitamos mayores niveles de inclusión. Pero lo que dice la reforma laboral es démosle más poder a los sindicatos para que logren negociar mejores remuneraciones. Esa es una mirada muy corta, porque cuando incrementas las remuneraciones y no haces lo mismo con la productividad, a largo plazo las empresas se hacen menos competitivas y disminuye el empleo y las remuneraciones. ¿Y cómo debe enfrentarse entonces ese problema de desigualdad? A través de la capacitación. Lo más peligroso, y hasta impresentable, es que una reforma laboral no incluya ni un capítulo sobre capacitación, que es la herramienta que tiene el mercado laboral para incrementar la productividad. En 2010 el BID ya nos dijo que la capacitación en Chile tiene cero efecto en remuneraciones y empleabilidad y luego la comisión Larrañaga a nivel local nos dijo lo mismo. O sea tenemos expertos internacionales y nacionales que nos dicen que tenemos un problema serio en capacitación. ¿Pero hay diferencias en ese impacto en competitividad entre pequeñas y grandes empresas? Si bien esta reforma pone más en peligro a las pequeñas y medianas empresas que a las grandes, el daño a la economía es a nivel general. El contexto de esta reforma es tremendamente complejo. En los últimos años nos hemos visto beneficiados por al t os precios de commodities por el crecimiento de China y acceso infinito al capital a bajo costo, por la expansión fiscal de las economías desarrolladas. Esas dos variables externas están desapareciendo. Este gobierno está haciendo políticas públicas con mucha rapidez y superficialidad. ¿La sugerencia entonces sería dar más tiempo a la discusión o postergar el proyecto? El problema es el contenido de esta reforma, que no está mirando la empresa de ayer, no la de hoy ni la del futuro. En eso hay culpabilidad de todos los sectores, porque esta reforma no recoge el concepto de empresa moderna. ¿En qué áreas por ejemplo? En la titularidad sindical y extensión de beneficios por ejemplo. Antes la especialización de las empresas era mucho menor que hoy y la reforma “La definición de los servicios mínimos en el proyecto es ambigua e injusta con la ciudadanía”.
“Hay que distinguir los activos perecibles, que no se pueden reemplazar y que provocan un deterioro a la empresa y la ciudadanía si no se resguardan”. “El gran problema de la huelga es que cuando el trabajador está paralizado ve mermada su remuneración”. parece no conocer esa realidad, donde actualmente hay sindicatos por actividades. Por eso, que un sindicato específico y poco representativo, digamos 10% por ejemplo de los trabajadores afiliados, se pueda apropiar de los beneficios de todos los trabajadores no parece lógico. Esta reforma laboral no ha recogido esa visión sobre las empresas y por eso también tenemos que hacernos la pregunta de si somos también los empresarios responsables de no haberla transmitido correctamente, con contenido, no solamente a la defensiva. ¿Lo son? Todos tenemos una cuota de responsabilidad en los problemas de la reforma laboral, que son de gran magnitud. Si vemos la responsabilidad sólo en el otro, no avanzamos. Por eso el desafío que tenemos como mundo empresarial no es decirnos cosas que nos gusten, sino empatizar con quienes están a cargo de la política pública a través de una mirada constructiva y racional. Eso requiere una mirada empresarial más moderna, más cercana a lo que está ocurriendo en el mundo. Los problemas no se solucionan sólo desde las élites, sino también con la ciudadanía y el Congreso. ¿Qué otros problemas tiene el proyecto del gobierno? La prohibición del reemplazo interno. Es una miopía pensar que la única manera de fortalecer la huelga es eliminando el reemplazo interno. Casi todos los países Ocde tienen reemplazo interno. Hay quienes en el gobierno plantean que como está el proyecto en la práctica se permite el reemplazo interno... No es así. No hay que confundir el objetivo de fortalecer un sindicato con paralizar una empresa. El gran problema de la huelga es que cuando el trabajador está paralizado ve mermada su remuneración. Eso es lo que la debilita. ¿Y eso cómo se enfrenta? Por ejemplo, el actual seguro de cesantía podría transformarse en un seguro de cesantía y paralización, con un beneficio que va disminuyendo progresivamente, la primera semana equivalente al 50% de la remuneración y la segunda el 25% por ejemplo. El seguro de cesantía tiene muchos recursos acumulados que pueden ayudar a que se fortalezca la huelga, no se paralice la empresa y tengamos reemplazo interno. Los problemas internos de la empresa tiene que resolverse a ese nivel.