Reforma previsional sin prioridad
Comente en
EL MINISTRO del Interior reconoce, en entrevista con este medio, que “la reforma previsional probablemente tendrá que esperar un tiempo más”. No es el primer representante del oficialismo que se plantea en esta línea: si el realismo sin renuncia implica postergar alguna de las reformas que impulsa la actual administración, todo indica que los cambios al sistema previsional se encuentran a la retaguardia de las prioridades.
Esta postergación se sustentaría, a lo menos, en dos razones principales. Por una parte, la menor disponibilidad de recursos fiscales, considerando que un incremento en el pilar solidario del sistema obviamente presionaría al presupuesto público. A ello se añade la imperiosa necesidad de disminuir la incertidumbre que genera la agenda reformista.
Sin embargo, esta incertidumbre no disminuye si el gobierno mantiene activa una comisión que elabora una reforma previsional, a pesar de que ya no forma parte de las prioridades del gobierno. Si el Ejecutivo quiere entregar una señal clara y precisa sobre la postergación de la reforma, entonces lo que corresponde es que el trabajo de la comisión sea también suspendido. Ni siquiera sirve plantear su trabajo como insumo para una futura evaluación del sistema, puesto que –aunque la integren profesionales con mayor o menor conocimiento del mismo- su estructura obedece a criterios políticos y sus conclusiones, finalmente, reflejarán las posiciones de mayoría que su propia conformación determinó.
En su primer gobierno, la Presidenta introdujo cambios al sistema previsional que se sustentaron, precisamente, en el análisis técnico y consensuado de los requerimientos de un modelo con probado éxito. Esa experiencia es la que debe prevalecer.