Seguridad y gobierno
Señor director: Con motivo del encuentro de todas las defensas públicas del continente en Santiago, hay algunas reflexiones relevantes sobre las libertades públicas en la región.
La visión internacional de los derechos humanos, que avanza hacia garantizar la seguridad de los derechos, contrasta con lo que ocurre en Chile, donde caminamos en sentido inverso. Nos centramos tanto en la subjetiva percepción de temor que aceptamos, incluso, relativizar garantías universales en pos de una “seguridad” que nos proteja del enemigo de turno, sin conciencia de que así afectamos nuestra propia libertad.
En 2009, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh) emitió el Informe sobre seguridad ciudadana y derechos humanos, donde define como “gobierno de la seguridad” el tipo de seguridad pública que el Estado debe garantizar y agrega que varios países de la región han aplicado políticas ineficaces, basadas en “incrementar la presión punitiva; reducir las garantías procesales o bajar la edad de imputabilidad para aplicar el derecho penal de adultos a niños”.
Otra reflexión se vincula con cómo el mundo entiende los derechos humanos, que ya no aluden sólo a ciertos delitos cometidos por agentes del Estado -como se creía en épocas de dictadura- sino que incorpora la vigencia de los derechos económicos, sociales, culturales y políticos, cuya vulneración ocurre ahora en los ámbitos de la prevención y combate al delito, la persecución penal y el sistema penitenciario.
El Ministerio de Justicia, el Instituto Nacional de Derechos Humanos y la Defensoría han impulsado la incorporación de esos criterios al debate, pero aún queda mucho por avanzar. Si la discusión local sobre seguridad ciudadana sigue sin recoger esos elementos, no sólo nos alejaremos más de soluciones eficaces, sino que habrá nuevas afectaciones de derechos tal como la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha sancionado recientemente.
El acto de entregar un hijo en adopción es uno de los actos de amor más grande; sin embargo, la sociedad estigmatiza a la mujer que lo hace. ¿Por qué no trabajamos en nuestras creencias? ¿Por qué no facilitamos los caminos a esa madre embarazada? ¿Por qué no facilitamos los caminos a esa pareja infértil que desea adoptar? Hay tantas opciones como personas existen en este mundo.
¿Por qué no construimos puentes en vez de abismos? disponibilidad de información, ni la modernización de las policías estén en alguna agenda corta, larga, ancha o angosta.