Estudio muestra que el bullying escolar tiene efectos negativos en la adultez
Universidades de Duke y de Warwick siguieron a 1.400 niños y adolescentes que fueron víctimas, matones o ambas cosas. Una década después todos tenían más riesgo de enfermedades. Aunque los que fueron víctimas y victimarios eran los más afectados.
Ser intimidado en el colegio no es un rito inofensivo o una parte inevitable del crecimiento infantil, sino un problema que tiene consecuencias hasta la adultez para todos los involucrados.
Así lo muestra un estudio de las universidades de Warwick, en Reino Unido, y Duke, en Estados Unidos, que siguió a 1.420 niños, entre los 9 y 26 años, y que examinó el impacto del bullying en la adultez de víctimas, agresores y quienes siendo víctimas se transforman en agresores o viceversa (agresores-víctimas).
El estudio, publicado en la revista Psychological Science, muestra que todos los niños implicados en el bullying sufren las consecuencias de este cuando son adultos, tanto a nivel físico, como sicológico y en sus relaciones sociales futuras, por lo que nunca
debe restársele importancia.
De víctimas a matones
Los niños que sufrieron acoso y luego se transformaron en matones (o que de matones pasaron a víctimas), constituyen uno de cada cinco casos de bullying.
Y aunque no son mayoría son los más afectados cuando adultos por éste: tienen seis veces más posibilidades de sufrir una enfermedad importante (como depresión, intento de suicidio, asma, tabaquismo, etc.) que quienes no sufrieron acoso en su infancia. Además mostraron cinco veces más probabilidades de renunciar a múltiples empleos y el triple de riesgo de ser despedidos.
“Los víctimas-agresores (o viceversa) pueden estar en mayor riesgo porque están derrotados socialmente. Son niños que son matones, pero que luego también pueden ser víctimas o víctimas que