Experiencia de inclusión social en Magallanes
Dos emprendedoras chilenas incluyeron en su empresa a internos del Complejo Penitenciario de Punta Arenas, quienes ayudan en la confección de carteras, estuches y billeteras, reutilizando gráfica publicitaria.
Las diseñadoras Alejandra y Rossana Venegas creen en las segundas oportunidades y las dan, tal como hacen con los materiales que reutilizan en su emprendimiento “Puro Viento”, a las personas. Utilizando lienzos y pendones publicitarios que desechan las empresas, ellas decidieron dar vida a una serie de accesorios en cuya confección participan personas que están privadas de libertad en Magallanes. Su proyecto no sólo consiguió el apoyo de Corfo, también obtuvo el primer lugar en el concurso nacional “Desafío Emprendedor”.
Aunque “Puro Viento” nació como una forma de contribuir y preservar la naturaleza de La Patagonia, con el tiempo se ha convertido también en una herramienta de cambio donde las personas se sienten valoradas y aportan a la sociedad. En 2013, las diseñadoras tomaron contacto con la terapeuta ocupacional del Centro de Régimen Cerrado para Jóvenes, en Punta Arenas, debido a la necesidad de generar talleres, lo que se conectó con su necesidad de mano de obra. “Comenzamos a trabajar con ellos mes a mes en la limpieza y corte de lonas”, recuerda Rossana Venegas.
Posteriormente, en 2016, como no había más internos en este centro, las fundadoras de “Puro Viento” buscaron dar oportunidades a personas en situación de cárcel. Desde entonces, trabajan con adultos del Complejo Penitenciario de Punta Arenas, quienes preparan las telas para la confección de los productos y reciben una remuneración por ello. “El desarrollar esta actividad permite a los internos mantenerse ocupados y concentrados. De esta forma se evitan conflictos al interior de la cárcel porque la energía está concentrada en el trabajo y así también se van desarrollando valores como el compromiso y la responsabilidad”, comenta la fundadora de este emprendimiento magallánico.
Actualmente, las diseñadoras trabajan en la distribución de productos directamente en la región Metropolitana y sus alrededores. “Hoy nuestra principal motivación está en que, detrás de nuestro, hay personas a las que estamos dando una segunda oportunidad de sentirse parte de una sociedad que está contribuyendo a cuidar nuestro entorno”, agrega Alejandra Venegas.