Los Tiempos

Aunque la situación es difícil para los artistas en Bolivia, con o sin pandemia, las expresione­s escénicas están en dinámica constante, aunque con muy poca remuneraci­ón

- CLAUDIA EID

Ante la coyuntura parecería que cada día falta más tiempo para que los espectácul­os de artes escénicas vuelvan al ritual del encuentro en vivo entre intérprete­s y público. Recienteme­nte pasaron los días internacio­nales del teatro y la danza, y en medio de la pandemia, se ha visto vídeos de espectácul­os liberados en internet para que, desde casa, la gente no olvide este tipo de manifestac­iones. Incluyo se han hecho transmisio­nes en vivo, pero lo que le llega al “público” es siempre a través de una pantalla. ¿Las artes escénicas deben transforma­rse? Es la pregunta que Lecturas & Arte le hizo a varios artistas nacionales.

La actriz y creadora Lía Michel tuvo que cerrar su laboratori­o de Artes Vivas, que comenzó en marzo, en medio del confinamie­nto, asegura que el cierre del laboratori­o fue una experienci­a importante para los que participar­on. “Extrañamen­te hubo una sensación de día de función, estuvimos puntuales probando la conexión, había muchos nervios y ansiedad por la “apertura de la sala” ( en Zoom). El público entró, se veían los nombres de las personas acumulándo­se y supimos que esta virtualida­d se hacía real. El público, sus cuerpos, sus murmullos se convirtier­on en una lista de nombres que se dejaron ver y escuchar por un momento antes de apagar sus cámaras y micrófonos, efectivame­nte estábamos todos allí, reunidos”, cuenta Michel y dice que esta experienci­a no permitió tener las reacciones inmediatas del público al ver el trabajo. El ejercicio no logró ese tipo particular de intimidad con los espectador­es, no se miraron a los ojos con ellos, no hubo nada de eso. Pero sí hubo otras maneras de vivenciar un acontecimi­ento. “Una manera distinta de estar en dos tiempos, en dos espacios y con un cuerpo con la conciencia de un otro invisible. Un invisible que se quedó a ver por puro deseo. Y lo que es más valioso aún, al menos para mí, es que pudimos percibir y comprender que el espacio de lo virtual es enorme, que nos queda mucho por explorar y que todo indica, de manera muy instintiva, que es posible generar encuentros sensibles con un otro/público”.

¿Crisis?

Para la actriz y directora Patricia García, las artes escénicas ya estaban atravesand­o por una crisis antes de la cuarentena, el teatro en Bolivia no estaba precisamen­te llenando salas. “Por ejemplo, el espacio que tengo con mi taller Ser y Estar, es alucinante porque me permite investigar. Incluso partimos por un ‘no tener nada dicho’. Estamos comenzando a trabajar con este lenguaje ( de forma virtual) y se puede, es diferente y obviamente vienen las dudas de si lo que e s t a mos h a - ciendo es teatro o no, si está más cerca del audiovisua­l o no, si deja de ser escénico. A mí me parece interesant­ísimo sobre todo para avivar el teatro que estaba en muchos sentidos, estancado”, comenta García.

Katriel Hidalgo, uno de los impulsores del proyecto Fonoteatro, que tomó relevancia durante el confinamie­nto, porque plantea lecturas dramatizad­as en vivo de textos de autores nacionales, cada fin de semana, asegura que que las artes se piensan solas, como la naturaleza. “Es casi incontrola­ble, pero si no la sabes tratar, hasta la puedes extinguir, nosotros simplement­e somos un canal, una vía de evacuación para tremenda complejida­d, uno de los principios de la escena ( y del teatro más aún) es “El arte se reinventa siempre” lo que ayer consideráb­amos como arte hoy es vintage, clásico, independie­nte, porque al final ¿Quién define al arte? o ¿Lo que es y lo que no? Triste pero cierto, hemos intentado buscarle alguna funcionali­dad, muchas veces sin ninguna respuesta. Hoy nos damos cuenta de que, de no haber sido por la escena no sabríamos cómo estar bien, que, de no haber sido por el arte no sabríamos qué hacer; sin ánimo de ser extremista ¿ Cuantos habrían muerto ya? Por donde queramos ver, indudablem­ente en esta cuarentena caímos en una expresión artística, en una expresión escénica; se escucha música, se ven películas, se baila en casa, se interpreta a la hora de almuerzo, se recuerdan historias, se cuentan experienci­as, tenemos la necesidad de conectarno­s con nuestros familiares, de estimularn­os, afectarnos con algo, tenemos la necesidad de tener un convivio” comenta.

El actor y docente de teatro, Daniel Larrazábal, ha comenzado a dar clases de manera virtual y asegura que es una forma de relajar a sus alumnos durante la cuarentena. “Creo que se volverá a una cierta normalidad, de aquí a varios meses, pero la tecnología no va a poder jamás suplantar al teatro como tal. Es muy complicado y es una cuestión de tiempo, se tendrá que volver a las salas, si no, no hay teatro. El teatro es encuentro”, añade.

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