Sport

Jorginho y los jugadores libres

- LLUÍS MIGUELSANZ

Se viene un verano muy complicado a nivel de mercado en el Barça. Salvo que el club decida vender jugadores titulares al mejor postor para ingresar cantidades millonaria­s -y siempre que los jugadores quieran-, no habrá posibilida­d de invertir. La idea de Joan Laporta es fichar, al menos, un crack e intentar cubrir el resto de incorporac­iones con futbolista­s a coste cero. Lo del crack es una idea que solo se valorará en el caso de que se consigan traspasos de unos 200 millones de euros, algo que es posible pero que a día de hoy se ve como una quimera. Es por ello que Deco está intentando buscar ya soluciones imaginativ­as para intentar reforzar al equipo sin que comporten un gasto excesivo. Ya lo hizo el verano pasado con la incorporac­ión de Gündogan o Iñigo Martínez (libres) o los cedidos Cancelo y Joao Félix y ahora deberá lograrlo con el hándicap de tener el límite salarial muy controlado. Deco sabe de las dificultad­es y así se lo dejará claro al entrenador que venga. Habrá fichajes, pero es probable que en este 2024 sean circunstan­ciales.

Uno de los futbolista­s que se valoró para enero por la lesión de Gavi fue Jorginho, del Arsenal, un futbolista que Deco conoce a la perfección y que ha tenido un buen papel en el equipo de Arteta. Termina contrato a finales de temporadas y estaría encantado de firmar por el Barça, un club que ya le quiso hace unos años pero que no pudo competir con el Chelsea para firmarle. El director deportivo del Barça se había marcado el objetivo de no firmar ya más jugadores de más de 30 años para tener una plantilla equilibrad­a, pero la necesidad aprieta y este verano puede valer todo o casi todo siempre que se trate de un futbolista de calidad contrastad­a y que mejore la actual plantilla.

El sueño de Deco pasaba, inicialmen­te, por mantener a los jugadores titularísi­mos, vender a los que tienen menos minutos e incorporar, al menos, a un extremo zurdo y un pivote de primer nivel, además de Joao Cancelo. Los números ahora no salen y el pivote elegido (Onana, del Everton) parece que no vendrá porque vale demasiado. A partir de ahí, Deco está intentando encontrar futbolista­s que puedan dar un año o dos años de buen rendimient­o para esperar tiempos mejores. El Barça empieza a temer que va a pasar un año de travesía en el desierto a la espera de la inauguraci­ón del nuevo Camp Nou que debería permitir la entrada de ingresos importante­s que mejoren la actual tesorería. Las cosas están como están y no se esperen grandes operacione­s en los próximos meses salvo que los Araujo, De Jong y compañía acepten salir en ventas muy altas que permitan volver a invertir. Es la única palanca que queda para remodelar un equipo que, quizás, necesita comenzar de cero.

El medio del Arsenal vuelve a escena en un verano en el que parece que no habrá dinero

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