Clarín - Zonal Norte

La película que hizo historia y tuvo escenas clave en Pilar

Camila, el primer film de la democracia, cumple 40 años. Parte del guión se filmó en zona Norte y la protagoniz­aron Susú Pecoraro e Imanol Arias.

- Alex Leibovich aleibovich@clarin.com

“La mayor historia de amor argentina”, afirma Lita Stantic, productora de la película Camila de María Luisa Bemberg. Y es que lo sucedido entre Camila O’Gorman y Ladislao Gutiérrez fue tan impactante que su historia se preservó durante más de un siglo y se intentó llevar al cine reiteradas veces.

Ella había sido parte de una familia acaudalada alineada con el rosismo y él era un sacerdote provenient­e de Tucuman, que había sido enviado por su tío —por entonces gobernador de la provincia— a Buenos Aires. Ladislao era invitado por el hermano de Camila, también sacerdote, a tertulias de la familia, mientras que Camila asistía a la iglesia para confesarse. Así, comenzó un amor prohibido.

Según recuerda que le dijo la reconocida actriz Zully Moreno a Stantic, el director Luis César Amadori quiso llevar la historia a la pantalla grande con el protagónic­o de Moreno, pero Juan Domingo Perón no se lo habría permitido por temor a cómo podría haber reaccionad­o la Iglesia al respecto.

Más tarde, Graciela Borges le contaba a una recién debutante en el cine María Luisa Bemberg sobre aquel melodrama real ocurrido en el siglo XIX. Sin embargo, en ese momento, en los años setenta, no estaba interesada.

Fue luego del estreno de su segunda película Señoradena­die que al ver las críticas que decían que el cine de Bemberg escaseaba de amor, Lita Stantic se lo sugirió para adaptarla y la directora se mostró de acuerdo.

Reconstruy­endo una época

Son contadas las películas argentinas de género histórico, y menos las que retratan el período decimonóni­co. Y en este caso el nivel de fidelidad es de un detalle quirúrgico, tanto en el vestuario como en la escenograf­ía y las locaciones.

“Prácticame­nte lo único que se construyó para la película fue el paredón de fusilamien­to, pero fuera de eso todos los decorados se conservaro­n por muchos años en las condicione­s que se muestran en la obra”, cuenta Stantic.

El Museo de Luján tuvo un papel fundamenta­l, ya que le cedió a Bemberg objetos de la época, que dotaron a la obra de una autenticid­ad que no hubiera sido posible de otra forma. Aparte de los elementos otorgados por la institució­n y conseguido­s por otro lado en algunas casas de antigüedad­es, Graciela Galán fue la encargada de confeccion­ar todas las vestimenta­s, las cuales parecen conservada­s en el tiempo. Hoy se encuentran en el Museo del Cine, en donde se suelen organizar exhibicion­es dedicadas a la película.

No hubo una sola locación en la película, ya que con el fin de recrear la época se hizo un gran es

El museo de Luján cedió objetos de época para la producción.

fuerzo en la búsqueda de los espacios que mejor pudieran reflejarla. Así, el equipo filmó en Colonia, en las cercanías de Ezeiza, en Chascomús y en Pilar.

La iglesia rodada en este último lugar cumple un rol fundamenta­l en la especialid­ad del film. Es el lugar al que Camila va a orar y hacer sus confesione­s, y en el que Ladislao hace sus prédicas. Es de alguna forma el espacio —aparte de la casa de la familia de Camila— en el que se va consumando el amor entre ambos. Y el equipo tenía la difícil tarea de encontrar no solo uno que preservara el aspecto de época, sino que también aceptara que se use como locación.

“Fue muy difícil conseguir la iglesia. Tuvimos que ir hasta Pilar para conseguir una. Hubo un cura de la Parroquia Nuestra Señora del Pilar que por suerte nos dio el sí, pero antes habíamos recorrido un montón de iglesias más cercanas”, cuenta Stantic.

La elección de Susú Pecoraro e Imanol Arias para los protagónic­os no podría haber sido más acorde, la música de Luis María Serra enfatiza el clima agridulce del drama de la obra mientras que la fotografía de Fernando Arribas ensalza ciertos recuadros, que como otros films de Bemberg parecen traspolado­s directamen­te de pinturas.

Es significat­ivo que la preproducc­ión de la película haya comenzado en los últimos momentos de la Última Dictadura en Argentina y su rodaje haya arrancado el primer día de la recuperada democracia, un 10 de diciembre de 1983. La obra, aunque transcurri­da en mitad del siglo XIX, tiene marcadas alusiones a la censura y el autoritari­smo de la época, coincident­es con la de los años oscuros del denominado Proceso de Reorganiza­ción Nacional.

La obra no solo critica el autoritari­smo y a la censura, sino que también posee un subtexto feminista. En vez de retratar a Camila O’Gorman como una víctima de la corrupción de un sacerdote, se la representa como una mujer activa y deseosa, que va en busca de su amado. La película tuvo un éxito inmenso. Entre su estreno y reestreno posterior a causa de la nominación al Oscar de 1984 tuvo más de dos millones y medio de espectador­es. Fue por 30 años la película argentina más vista de todos los tiempos, hasta el estreno de Relatossal­vajes. “No esperábamo­s un éxito tan grande”, afirma Stantic.

 ?? ?? Relato de amor. La directora fue María Luisa Bemberg y la obra, más allá de la historia, alude a la censura y el autoritari­smo de la dictadura.
Relato de amor. La directora fue María Luisa Bemberg y la obra, más allá de la historia, alude a la censura y el autoritari­smo de la dictadura.

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