Revista Ñ

Líder de los Panteras Negras huye del FBI

Miniserie con altibajos, pese a la eficacia para transporta­rnos a los Estados Unidos en 1974.

- POR JORGE LUIS FERNÁNDEZ

Huey P. Newton nació en Oakland, California, pero durante algunos años fue el Che Guevara americano. Fundador de los Black Panthers, el ala radical de la militancia afroameric­ana, Newton tenía, aparte de su propaganda bélica, un ambicioso programa de educación en los ghettos, y pronto pasó a ser “persona de interés” para el FBI. A inicios de los setenta, luego de un arresto arbitrario que derivó en una breve encarcelac­ión, Newton fue liberado pero pronto se emitió una nueva orden de arresto, acusándolo falsamente por el asesinato de una menor prostituta. Desesperad­o, convencido de que tenía sus teléfonos pinchados, Huey termina pidiendo ayuda y asilo a Bert Schneider, un pintoresco personaje de Hollywood famoso por haber coproducid­o, junto a Bob Rafelson, clásicos de la contracult­ura como Easy Rider y Five Easy Pieces. Un revolucion­ario radical y un “contracult­ural”. ¿Podrá funcionar?

Basada en un artículo periodísti­co de Joshua Bearman, The Big Cigar es una miniserie de seis episodios con altibajos narrativos, pero que tiene la potencia para ubicarnos en el entorno sociopolít­ico de los Estados Unidos en 1974. Bearman, guionista de Argo, encuentra aquí móviles similares a los del film de Ben Affleck. Si en Argo la CIA necesitaba la asistencia de Hollywood durante la crisis de rehenes en Irán, aquí es el cine independie­nte el que asiste para un conflicto “doméstico”.

Durante el primer episodio, la serie muestra cómo Huey Newton (André Holland) conoce a su extraña pareja, Bert Schneider (Alessandro Nivola). Teressa Dixon (Moses Ingram) es una ascendente líder de los Black Panthers que opera un encuentro entre ambos. El encuentro se da en una fiesta del Hollywood “under”, donde aparecen estrellas como Jack Nicholson y Marlon Brando. Por cuestiones raciales y de clase, Huey se muestra reticente al encuentro, pero finalmente accede. El productor había mostrado caminos alternativ­os para la ficción, pero Huey es un líder de su país, el próximo Malcolm X, y está dispuesto a arriesgar su familia y su carrera para ayudarlo. El plan es facilitar su escape a Cuba bajo la fachada de la filmación de una película, titulada The Big Cigar. Pero la “filmación” se retrasa por una serie de accidentes, torpezas y dilaciones, que muchas veces le dan a la narrativa un toque de comedia. Menos casual es la presentaci­ón de los perseguido­res de Newton, dos agentes del FBI, como figurones risibles y patéticos. El agente Sydney Clark (Marc Menchaca) y el agente Anderson (James Cade) pasan sus vidas camuflados como hippies, con pelos largos y barbas tupidas, mientras cablean el departamen­to de Newton y la casa de Schneider, buscando pruebas para demostrar la unión entre ambos.

Lo que The Big Cigar muestra es un momento crítico en la vida de Huey Newton, su ruptura con Bobby Seal (Jordane Christie), cofundador de los Black Panthers, su consecuent­e sensación de que todo por lo que luchó empieza a naufragar, y la realidad de que debe luchar por su vida. En esta lucha está el compromiso con su segunda mujer, Gwen Fontaine (Tiffany Boone), que lo acompaña en su escape, hasta culminar en una de las mejores escenas: el casamiento en una iglesia en México D.F.

La paranoia de Huey lo aleja incluso de quienes quieren ayudarlo, y The Big Cigar dramatiza quizá con exceso la alienación del protagonis­ta. Newton murió asesinado mucho después, en 1989, pero muchos de sus programas educativos fueron adoptados por los estados norteameri­canos. La serie de Jim Hecht es un intento por recuperar su nombre en la historia de la lucha por los derechos civiles afroameric­anos.

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APPLETV+ Tiffany Boone y André Holland en The Big Cigar.

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