Perfil (Sabado)

Se rematarán unos originales mecanograf­iados de Julio Cortázar que incluyen algunos inéditos

- OMAR GENOVESE

Sería valioso que el Estado recupere ese acervo, en vez de avalar viajes de placer de políticos

En 2020, el hijo de un coleccioni­sta montevidea­no que trataba de ordenar el caos que dejó su padre fallecido algunos meses antes, encontró, en el fondo de una caja de libros, un sobre que tenía sesenta folios, con 46 relatos mecanograf­iados por el escritor argentino Julio Cortázar, de los cuales 35 fueron publicados “casi sin variantes” en la primera edición de 1962 de “Historias de cronopios y de famas”, y siete son inéditos. El material saldrá a remate el jueves que viene.

El jueves 12 saldrán a remate una serie de textos originales, mecanograf­iados, adjudicado­s a Julio Cortázar. La oferta se realizará en la ciudad de Montevideo, Uruguay, en Zorrilla Subastas, organizada junto con la librería de Buenos Aires, Hilario. Artes Letras Oficios (Libertad 1536, 1° piso). El precio base es de US$ 12 mil y el valor final se estima en casi el doble. La certificac­ión del material estuvo a cargo de dos especialis­tas en la obra de Julio Cortázar: el coleccioni­sta argentino Lucio Aquilanti y el profesor uruguayo Aldo Mazzucchel­li (profesor titular de Literatura Latinoamer­icana de la Universida­d de la República, Montevideo).

Al respecto, ambos publicaron artículos en la revista digital de Hilario (hilarioboo­ks. com). Mazzuchell­i refiere al material bajo el título “Valioso conjunto de inéditos de Cortázar surge del fondo de un cajón”: “La colección original mecanograf­iada contiene numerosos textos que fueron publicados, prácticame­nte sin variantes, en la primera edición de Historias de cronopios y de famas, en 1962 (Buenos Aires, Minotauro). El orden en que se hallaron no coincide con el que luego apareció en esa publicació­n. Estos originales –si nos atenemos a lo que se publicó después–, contienen el núcleo inicial de Historias de cronopios y de famas, del cual se utilizaron, además, unos textos que claramente no integran lo que Cortázar identificó como la serie de los cronopios y que fueron reubicados en otra sección de la edición original, titulada “Material plástico”. Los textos son: “Fin del mundo del fin” (con su título cambiado – originalme­nte It was a small world– y con dos modificaci­ones que suprimen el término fama, eliminando la conexión con la serie de los cronopios); “Plan para un poema”; “Discurso del oso” (que cambia el título, originalme­nte “Relato del oso”); y “Aplastamie­nto de las gotas”.

También, gracias al extraordin­ario conocimien­to de Lucio Aquilanti, anticuario, librero y experto investigad­or de la obra de Cortázar, sabemos ahora que hay cuatro textos publicados ya, por vía separada a la edición primigenia de 1962. Ellos son: “Vialidad”,

“El prisionero”, “Se le traba la lengua” y “Los espejos, la tiranía”.

Y lo más relevante del hallazgo, siete de sus textos son presuntos inéditos, titulados “Inventario”, “Carta de un fama a otro fama”, “Mariposas automática­s”, “Los viajes y los sueños”, “Diminuto unicornio”, “Rabia del espejo” y “Rey del mar.”

Vale citar el comienzo del relato “Fin del mundo del fin” (“Material plástico”), de Historia de cronopios...: “Como los escribas continuará­n, los pocos lectores que en el mundo había, van a cambiar de oficio y se pondrán también de escribas. Cada vez más los países serán de escribas y de fábricas de papel y tinta, los escribas de día y las máquinas de noche para imprimir el trabajo de los escribas. Primero las biblioteca­s desbordará­n de las casas; entonces las municipali­dades deciden (ya estamos en la cosa) sacrificar los terrenos de juegos infantiles para ampliar las biblioteca­s. Después ceden los teatros, las maternidad­es, los mataderos, las cantinas, los hospitales. Los pobres aprovechan los libros como ladrillos, los pegan con cemento y hacen paredes de libros y viven en cabañas de libros. Entonces, pasa que los libros rebasan las ciudades y entran en los campos, van aplastando los trigales y los campos de girasol”.

El juego lógico de Cortázar lleva al extremo la ironía: si todos escriben el mundo colapsará. Algo que dista con lo real contemporá­neo donde la lectura es tan infrecuent­e como un plato de comida. Pero la vigencia de la crítica social de Historia de cronopios…, su particular ironía e ingenio, se ve opacada por el destino de estos textos. Sobre el tema, el crítico cultural Daniel Gigena escribió en La Nación el pasado miércoles: “La gran pregunta ahora es si estos originales cruzarán el Río de la Plata desde Montevideo, rumbo a alguna institució­n cultural, pública o privada, de la Argentina, o pasarán a incrementa­r el volumen de archivos de escritores y artistas argentinos en el extranjero.”

Luego de Jorge Luis Borges, Julio Cortázar es la otra gran figura de la literatura y cultura argentina conocida en el mundo. Sería valioso que el Estado argentino recuperara este acervo, en vez de avalar viajes de placer de políticos; o enviar diez escritores y gestores culturales, vía Asuntos Culturales de la Cancillerí­a Argentina –estadía y pasajes pagos–, a la Feria del Libro de Nueva York del 21 al 24 de septiembre pasado. Una ciudad donde se preguntan cómo se pagará el fallo desfavorab­le por la expropiaci­ón de YPF y también por qué la mitad de la población es pobre.

Vuelve así Cortázar, en “Etiqueta y prelacione­s”, breve relato de la obra referida, donde concluye respecto a la relación entre habla, fútbol y escritores: “No nos gusta la vulgaridad en ninguna de sus formas, y basta que alguno de nosotros oiga en la cantina frases como ‘Fue un partido de trámite violento’, o: ‘Los remates de Faggioli se caracteriz­aron por un notable trabajo de infiltraci­ón preliminar del eje medio’, para que inmediatam­ente dejemos constancia de las formas más castizas y aconsejabl­es en la emergencia, es decir: ‘Hubo una de patadas que te la debo’, o: ‘Primero los arrollamos y después fue la goleada’. La gente nos mira con sorpresa, pero nunca falta alguno que recoja la lección escondida en estas frases delicadas. Mi tío el mayor, que lee a los escritores argentinos, dice que con muchos de ellos se podría hacer algo parecido, pero nunca nos ha explicado en detalle. Una lástima.”

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CEDOC PERFIL
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El escritor en la primavera parisina de 1952, cuando finalizó Historia de cronopios y de famas. Al lado la cubierta de los folios que saldrán a remate y el libro, publicado en 1962.
CORTÁZAR. El escritor en la primavera parisina de 1952, cuando finalizó Historia de cronopios y de famas. Al lado la cubierta de los folios que saldrán a remate y el libro, publicado en 1962.

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