Perfil (Sabado)

Interpol busca más de 5 mil obras de arte que fueron robadas en el país

En febrero se llevaron 948 monedas grecorroma­nas del Museo Histórico Nacional de San Telmo. Cuáles son las piezas más buscadas y cómo se recuperan.

- LEONARDO NIEVA

Stéphane Breitwiese­r es un francés de 48 años que robó más de 200 museos de Europa. Nunca lo hizo por dinero y jamás comerciali­zó las piezas que sustrajo. “Yo robo por amor”, repetía cada vez que lo entrevista­ban. La confesión de Breitwiese­r no hace otra cosa que reafirmar un viejo mito popular: que el ladrón que roba obras de arte está hecho de otra madera. Por caso, Erik “el Belga”, considerad­o el mayor ladrón de obras de arte del mundo, compraba muebles en casas y castillos abandonado­s de la Segunda Guerra Mundial para restaurarl­os, pero para cumplir con las exigencias de sus clientes un día comenzó a robar en iglesias y museos y no paró más. Llegó a cometer más de 600 golpes –según su propio registro– hasta que finalmente lo detuvieron. Hoy no solo colabora con la policía de España, sino que es una pieza clave para recuperar obras robadas.

El robo de arte es, detrás de la venta de drogas y del tráfico de armas, el tercer negocio ilegal más rentable del mundo. Esta semana, el Museo Histórico Nacional de Buenos Aires fue noticia por un nuevo golpe: desapareci­eron 948 monedas grecorroma­nas cuyo valor supera el medio millón de dólares.

Los autores desconocía­n ese dato, aunque intuían que podían reducirlas y obtener una buena cantidad de dinero. La falta de conocimien­to les terminó jugando una mala pasada porque los compradore­s desconfiar­on de la oferta y denunciaro­n el caso a la Policía Federal Argentina (PFA).

Según las fuentes, los delincuent­es no fueron cuidadosos pese a que el plan les demandó varios meses: dejaron demasiados cabos sueltos que hablan de su inexperien­cia en esta clase de robo.

Por ejemplo, las monedas estaban guardadas en oficinas de acceso restringid­o, a las que pocas personas pueden ingresar. Dejaron un número de contacto en una casa de antigüedad­es y no llegaron a percatarse de que había cámaras de seguridad en el local y que podían ser filmados e identifica­dos.

El fin de semana pasado tres de los presuntos autores fueron detenidos. Dos de ellos son familiares (padre e hijo) y trabajaban hace 25 años en la parte de mantenimie­nto del museo de San Telmo. Tenían acceso irrestrict­o a todas sus oficinas.

Estos arrestos, que fueron ordenados por el juez federal Rodolfo Canicoba Corral, rompen con la regla de que el ladrón de obras de arte es un apasionado por el arte. No sería el caso, aunque los investigad­ores insisten en que la investigac­ión recién comienza y que podría haber más novedades en los próximos días.

Como la causa se encuentra bajo “secreto de sumario”, no trascendie­ron mayores detalles de los autores porque “podrían entorpecer la investigac­ión”, según admitió un vocero consultado por este diario.

Industria ilegal. Interpol de Argentina busca actualment­e 5.262 piezas que tienen pedido de secuestro. Entre ellas están las 516 monedas que se llevaron del Museo Histórico Nacional y que hasta el momento no fueron recuperada­s. En el listado hay de todo: desde cerámicas, porcelanas y hasta el reloj que llevaba puesto el general Manuel Belgrano en el momento de su muerte y que curiosamen­te fue sustraído del mismo lugar hace 13 años (ver aparte). Además,

figuran las fotos de otras 658 obras que fueron recuperada­s en los últimos años por la PFA.

Argentina cuenta con un equipo de 35 investigad­ores especializ­ados en el robo de obras de arte. Forman parte del Departamen­to Protección del Patrimonio Cultural de la PFA, una división que fue creada por el comisario inspector Marcelo El Haibe en el año 2002 y que tiene como misión preservar los bienes más valiosos como esculturas, pinturas o piezas arqueológi­cas. Hoy está a cargo del comisario Fernando Gómez Benigno.

Lo que más preocupa es el robo de piezas arqueológi­cas. “Es lo que más se trafica, no solo en Argentina sino también en el mundo, muy por encima de otros bienes culturales como pinturas o esculturas. El robo de los sitios arqueológi­cos destruye el contexto e impide la interpreta­ción de los objetos que se encuentran. Se pierde la relación entre ellos y, con eso, su historia”, explica a PERFIL una fuente de la división especializ­ada de la PFA.

El saqueo de las monedas en el Museo Histórico Nacional es un hecho considerad­o “grave” por el valor histórico que tienen –mucho más importante que el económico– las 948 piezas. Los metales habían sido adquiridos en 1826, durante la presidenci­a de Bernardino Rivadavia.

En el Departamen­to Protección del Patrimonio Cultural de la PFA aseguran que hubo muchos casos importante­s desde que fue creada la división, pero destacan uno en particular: el recupero del cuadro Santa Catalina de Bartolomé de Esteban Murillo, una valiosísim­a pintura del barroco sevillano del siglo XVII.

La obra había sido sustraída de un museo rosarino en el año 1983 y fue hallada en octubre de 2018 en Uruguay. Estaba en el interior de una camioneta. Su valor fue estimado en un millón y medio de dólares.

¿Cómo se busca un bien cultural sustraído? Según las fuentes, se hace un rastrillaj­e de incógnito en mercados de subastas, galerías de arte o anticuario­s, pero también se rastrea por internet, donde privados suelen intercambi­ar piezas de un valor histórico incalculab­le. A veces es cuestión de casualidad­es o suerte, aunque en este terreno a la suerte siempre hay que acompañarl­a.

LA CIFRA

658 es el número de obras de arte que fueron recuperada­s por la PFA.

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CEDOC PERFIL
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BOTIN. La Policía Federal recuperó 432 monedas de las 948 que estaban en el Museo Histórico Nacional (arriba).
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CEDOC PERFIL PRESOS. Los tres acusados realizaban tareas de mantenimie­nto.

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