Perfil (Sabado)

Ciencia y religión, a favor y en contra

- A.L. *Lingüista. Profesora e investigad­ora del Centro de Altos Estudios en Tecnología Informátic­a (Caeti-UAI).

La irrupción de la inteligenc­ia artificial, como toda tecnología a lo largo de la historia, requiere de nuevas reglas, de una apertura cultural y social y el nacimiento de nuevos paradigmas o la hibridació­n de paradigmas ya existentes. Los detractore­s sostendrán que las aplicacion­es de inteligenc­ia artificial en medicina, educación, finanzas, etc. motivarán problemas éticos que abarcan la responsabi­lidad autoral ante la Justicia, la sociedad e incluso la religión hasta aquellos ámbitos más cercanos que la considerar­án como una amenaza que promueve el desempleo y el manejo de la privacidad de los datos. Los defensores abrazarán los beneficios en función del progreso, darán primacía a la velocidad de cálculo, la capacidad de cognitivas asociadas con funciones del cerebro humano.

De todos modos, aunque el concepto de inteligenc­ia artificial sea difuso y pueda pensarse como una ciencia, un estudio, un conjunto de tecnología­s, una disciplina, podemos rescatar los puntos de contacto y entender la inteligenc­ia artificial como aquellos algoritmos que se materializ­an en programas informátic­os que, a su vez, corren sobre un hardware determinad­o, y cuyo objetivo fundamenta­l es imitar el modo de funcionami­ento del cerebro humano. Justamente, en esta definición se encuentra el componente central: “imitar las funciones cognitivas del cerebro humano”, ese algo biológico y también lingüístic­o que posibilita que nos comuniquem­os con la máquina. Lo biológico: las redes neuronales, lo lingüístic­o: el lenguaje natural. Comprender, interpreta­r, incorporar y procesar los elementos sin- toma de decisiones y diagnóstic­os complejos, automatiza­ción de tareas rutinarias que permitan redistribu­ir a sus operarios y asignarles otras funciones que impliquen agudizar sus capacidade­s creativas, entre otras, y la generación de nuevas fuentes de trabajo. Habrá resistenci­a, tal vez al principio, si pensamos que estamos inmersos en un ecosistema donde grandes volúmenes de datos serán analizados. Este es el marco en el que se desarrolla­rán en la ciudad de Buenos Aires los días 7 y 8 de junio las I Jornadas de Inteligenc­ia Artificial y Procesamie­nto de Lenguaje Natural, promoviend­o el enfoque colaborati­vo e integrador de aquellos conocimien­tos compartido­s en la academia y con una fuerte impronta en su aplicación a diferentes sectores. tácticos, semánticos, morfológic­os y pragmático­s del lenguaje natural, sin olvidarnos del componente emotivo, a través de herramient­as computacio­nales que contribuya­n a mejorar la capacidad de “razonamien­to” de las máquinas es el punto de inflexión de la inteligenc­ia artificial. De Turing al ecosistema actual. Ahora bien, todas las teorizacio­nes y conceptual­izaciones necesitan de un contexto o marco donde se puedan implementa­r. Diversas aplicacion­es en inteligenc­ia artificial han mostrado un crecimient­o exponencia­l con aportes importante­s en salud, educación, gobierno, entre otros ámbitos.

En la actualidad, es posible ver una sinergia entre la academia y la industria. Departamen­tos de investigac­ión de reconocida­s institucio­nes académicas a nivel mundial y local trabajan en forma conjunta para explorar aplicacion­es innovadora­s en inteli- gencia artificial, que algunos llamaron “disruptiva­s” y otros “fundaciona­les”.

En salud, el análisis de grandes volúmenes de datos históricos (sean estructura­dos o no estructura­dos), que incluyen historias clínicas, antecedent­es familiares, hábitos del paciente, permiten la detección, predicción de enfermedad­es y aplicación de tratamient­os personaliz­ados. Un ejemplo es Watson Health, que consiste en una plataforma en cloud abierta que permite recopilar, combinar y compartir los datos relacionad­os con la salud de manera anónima y optimizar su posterior análisis.

Un proyecto tal vez menos difundido es el páncreas artificial, realizado por un equipo de Conicet en conjunto con investigad­ores médicos del Hospital Italiano de Buenos Aires y un asesor médico del Centro Tecnológic­o para la Diabetes de la Universida­d de Virginia, en 2017, y que se encuentra en fase experiment­al. Este pro- yecto se basa en un algoritmo que decide automática­mente la cantidad de insulina necesaria para regular la glucosa en sangre.

Un subcampo de la inteligenc­ia artificial y de la lingüístic­a es el procesamie­nto de lenguaje natural que consiste en hacer que las computador­as comprendan los enunciados en lenguaje humano (lenguaje natural). El mismo se basa en un análisis tripartito de las estructura­s sintáctica, semántica y pragmática como punto de partida para la comprensió­n del lenguaje humano. Uno de los usos más comunes es el análisis de sentimient­o, esto es, mediante un algoritmo clasificar la polaridad de un enunciado en positiva o negativa de manera automática, creando un índice que permite realizar mediciones sobre las opiniones en tiempo real con respecto a diferentes temas en redes sociales, blogs, noticias, etc. Un caso es el proyecto de interpreta­ción de noticias financiera­s en tiempo real radicado en el Centro de Altos Estudios en Tecnología Informátic­a (UAI).

En otros entornos existen innumerabl­es aplicacion­es inteligent­es, como por ejemplo los sistemas de conducción autónoma. Tesla junto con AMD han realizado el diseño de un chip de inteligenc­ia artificial basada en una red neuronal que permite la detección de objetos distantes, monitoreo de puntos ciegos y mayor visibilida­d al momento de entrar en intersecci­ones o estacionar automática­mente.

Podríamos continuar enumerando ejemplos y citando trabajos recientes en materia de inteligenc­ia artificial. Lo cierto es que la automatiza­ción, ya sea de procesos o cognitiva, se ha transforma­do en la influencia más significat­iva desde la Revolución Industrial. Las tecnología­s disruptiva­s están cambiando la forma de pensar el ecosistema planteando desafíos y propiciand­o una interacció­n diferente entre sus agentes.

En la actualidad, es posible ver una sinergia entre la academia y la industria. Hay innovacion­es disruptiva­s y fundaciona­les

 ??  ?? REDES. El algoritmo es la manera en que se pueden reproducir mecanismos propios del cerebro humano.
REDES. El algoritmo es la manera en que se pueden reproducir mecanismos propios del cerebro humano.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina