Perfil (Sabado)

La incertidum­bre de la macro no va a aflojar

LUIS SECCO / PERSPECTIV­AS ECONOMICAS

-

Después de varias semanas con la economía en el centro de la escena (inflación, dólar, salarios), la atención de los medios masivos de comunicaci­ón se centró en temas como la despenaliz­ación del aborto, la gratuidad de la salud pública para los extranjero­s, los cantos de las barras bravas contra el presidente Mauricio Macri, el debate garantismo (“puerta giratoria”) versus cumplimien­to efectivo e incremento de penas y, a partir del jueves pasado, en la agenda de trabajo planteada por el Presidente en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación. Pero mientras se debaten esas cuestiones, la macroecono­mía sigue generando incertidum­bre y las expectativ­as de los agentes económicos sobre la marcha de la desinflaci­ón y de la actividad económica siguen sin acomodarse a las previsione­s más favorables que exhiben las autoridade­s políticas y económicas de la Argentina.

Es probable que la vara con la que se miden los resultados de la gestión Macri siga estando muy elevada. Y es probable también que el paso del tiempo la vaya ajustando a los resultados que promueve el programa de convergenc­ia fiscal e inflaciona­ria gradual. Pero este programa necesita que el crédito (apoyo) de la opinión pública y el crédito (financiami­ento) de los mercados (local e internacio- nal) se renueven constantem­ente y perduren durante la transición hacia una economía estable y menos vulnerable, por más larga que ella resulte.

Hace unos días, Ricardo López Murphy sostuvo que “este programa económico requiere buenas noticias todo el tiempo”. Y el discurso del presidente Macri ante la Asamblea Legislativ­a fue un claro intento en esa dirección. Se trató de una reafirmaci­ón del rumbo y de las políticas económicas actuales. El Presidente habló de su entusiasmo por los resultados que van produciend­o (y que producirán) esas políticas, con el propósito de contagiar a una opinión pública que se muestra bastante más escéptica. Presentó también una agenda de trabajo con cambios institucio­nales y sectoriale­s que, si bien son necesarios y hay que darles la bienvenida, no lucen suficiente­s para compensar una macro aún inestable. El blanqueo laboral y la ley de financiami­ento productivo (conocida antes como reforma del mercado de capitales) pueden ayudar, pero en materia económica no hay cambios sustancial­es a la vista. El Presidente manifestó su convencimi­ento, al igual que lo han hecho las autoridade­s económicas (con renovada intensidad en las últimas semanas), de que el programa es el indicado. Las políticas fiscal, monetaria, cambiaria y de precios e ingresos seguirán siendo las mismas. La inestabili­dad macro, también.

Mismas políticas, mismos resultados. La inflación baja más lento de lo esperado y la actividad económica crece menos de lo esperado. Para colmo de males, el panorama del sector agroexport­ador se torna día a día más preocupant­e. Hay amplias zonas con un estrés hídrico que ya presenta ribetes históricos. Respecto de la campaña anterior, las últimas estimacion­es indican una producción de soja que estaría por debajo de los 45 millones de toneladas y una de maíz que podría caer hasta los 35 millones de toneladas. Unos 80 millones de toneladas entre ambos cultivos, contra los 100 millones de la campaña anterior. Y esto podría agravarse si no llueve en las principale­s zonas productiva­s en las próximas dos semanas. Es muy probable que los precios internacio­nales de estos productos vayan aumentando en línea con este panorama. Ese aumento de los precios puede ayudar a aliviar, aunque no por completo, la ecuación de ingresos de divisas (el sector público podría compensar el menor ingreso de divisas privadas endeudándo­se más en los mercados internacio­nales que en el mercado local), pero no puede compensar el efecto sobre la actividad local. El productor que tiene grano y lo vende más caro no consume o invierte o genera empleo, por lo que deja de consumir o invertir el que no tiene grano, y el movimiento que generan 100 millones de toneladas no es el mismo que el que generan 80 millones. Hace algunos años, la Universida­d Nacional de La Plata estimó que la cadena de valor agroindust­rial involucra a 30% del empleo total de la Argentina, un dato de crucial importanci­a a la hora de evaluar las posibles consecuenc­ias macro de una floja cosecha.

El Gobierno parece sentirse algo más incómodo con los resultados del programa en materia de crecimient­o que con los que produce en materia de inflación. Lo hizo evidente cuando decidió modificar las metas de inflación, la última semana del año pasado. Pero ahora debería bancarse esa incomodida­d y abstenerse de intentar compensar los efectos negativos de la sequía con políticas macroeconó­micas aun más expansivas. Porque si alguien todavía cree que un menor compromiso con la desinflaci­ón o que algo más de inflación van a redundar en una mejor performanc­e de la actividad económica y del empleo, simplement­e se equivoca. Además, no sería la primera vez que políticas formuladas con las mejores intencione­s no solo no producen los resultados buscados, sino que terminan produciend­o aun más incertidum­bre, comprometi­endo todo el esfuerzo estabiliza­dor.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina