Perfil (Sabado)

Sólo el 10% de los cargos públicos va a concurso

- PATRICIA VALLI

El Estado dejó de ser refugio de familiares directos de los ministros, según anunció esta semana el Ejecutivo, y volvió a poner sobre la mesa el debate sobre el servicio público y los puestos políticos.

En dos años de gestión de Mauricio Macri, el Estado sólo abrió 300 concursos (sobre 3 mil puestos ejecutivos). La decisión, pese a que el Gobierno hizo del tema uno de los puntos de la campaña, de la mano de la profesiona­lización del Estado, se tomó recién en agosto, cuando el presidente le pidió al Ministerio de Modernizac­ión que agilizara los concursos.

De los 300 concursos, sólo 30 se completaro­n. El plazo, según señalan en el Gobierno, es marzo. Sin embargo, “el proceso es más largo”, de acuerdo con la explicació­n de Gonzalo Diéguez, director del programa de gestión pública del Centro de Implementa­ción de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimient­o (Cippec), entidad que esta semana encabezó el T20, la reunión de think tanks del G20.

Diéguez detalla que la mamayoría se designa “por excepción” porque no llega a cumplir los requisitos tales como llamar a concurso. La práctica no es nueva. En el gobierno anterior, sólo el 20% de los cargos de director se cubrió por concurso.

El interés del Gobierno no es sólo una lavada de cara para evitar las acusacione­s de nepotismo. Si hay concursos y los familiares de los ministros son los más idóneos, podrían Empleo en el gobierno general como porcentaje del empleo total dááDEE ecen idoec a str iañaido sga ldaliadauí­aurg oniaiza Supó na ia ia l rr n eg arcaec iadiaton iaríanc ia ton ia l uia ca ng ae lginaOCGrl­ov rumaSu lanEsHu FraLe UnCh AuEs paUn rtu anItalanrq mb ma IsraqBéCa Sude Ja l nti Irl Ho Tu ge Nona Fin lov Po Di Es Esino p. os xe Ale rea Ar Re Re tad Lu Co Es entrar. La vara en cuanto a empleo público hoy la sube el intento del Gobierno por formar parte de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y Desarrollo Económico (OCDE), que entre sus lineamient­os sugiere a los Estados adherentes “garantizar la equidad y la transparen­cia para acceder al empleo público”, por ejemplo.

La OCDE podría empezar a analizar el proceso de adhesión de la Argentina a partir de mediados de este año. En ese momento, el organismo extendería la invitación formal al proceso de adhesión. “A partir de ese momento empieza la revisión por comisiones y finalmente el Consejo toma una decisión en base a esas opiniones. Pero es un proceso que puede tardar años”, explicó la jefa de Estadístic­a del organismo, Martine Durand, que estuvo esta semana en Buenos Aires en el marco de una reunión de especialis­tas y los 50 años del Indec. Reparto. Sobre el punto de la equidad al que hace referencia la OCDE, los cargos políticos están lejos de cumplir cualquier tipo de cupo: de los 22 ministerio­s, solo dos están dirigidos por mujeres. En el mejor momento fueron tres, cuando la Cancillerí­a estaba a cargo de Susana Malcorra.

Un estudio del Observator­io de Elites de la Universida­d de San Martín (Unsam) a cargo Paula Canelo y Ana Castellani marca que solo el 22,6% de los funcionari­os del gobierno nacional son mujeres. El único ministerio donde hay una distribuci­ón pareja es el de Desarrollo Social, un área tradiciona­lmente femenina –a cargo de Carolina Stanley–. En esa cartera, el 56% son mujeres. Detrás está el Ministerio de Salud, con 36,8%. Cancillerí­a, Ambiente, Educación y Cultura tienen un 30% de funcionari­as.

En las áreas “duras”, en cambio, las mujeres son las grandes ausentes: hay sólo un 5% en el Banco Central, el 16% en Producción, el 20% en Hacienda y el 14% en Interior. En Defensa y Ciencia y Tecnología, no hay mujeres.

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CEDOC PERFIL ENCARGADO. Andrés Ibarra, el ministro que comanda los cambios.
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