Perfil (Domingo)

La mortalidad por calor aumentó un 160% en los últimos veinte años

- ENRIQUE GARABETYAN

Según los modelos de clima que manejan los expertos del Servicio Meteorológ­ico Nacional (SMN) este verano, en el AMBA y en la costa atlántica, será menos duro que la temporada estival anterior. Pero aunque las condicione­s puedan ser algo más benévolas, el calor seguirá teniendo probabilid­ades de hacer estragos y brindar desde olas y altas temperatur­as a precipitac­iones intensas en todo el país, y –por sobre todo– en las provincias del noroeste argentino.

Por otra parte, una investigac­ión publicada en la revista médica especializ­ada The Lancet sobre el impacto del cambio climático en la salud, concluyó que “la mortalidad por calor aumentó un 160% en América Latina en las últimas dos décadas”.

Sin ir más lejos, esta semana Jujuy y Mendoza presentaro­n alerta naranja por calor extremo. El viernes pasado Formosa registró 44 grados de sensación térmica, según el SMN.

Ante esto varios expertos recordaron qué precaucion­es tomar para hacerle mejor frente al calor. En primer lugar, son los adultos mayores y los más pequeños los que deben cuidarse especialme­nte en aquellos días de calor, en los que las condicione­s pueden generar consecuenc­ias y malestares: básicament­e deshidrata­ción.

Julio Bruetman, jefe del Servicio de Clínica Médica en el Hospital Británico, explicó que “el golpe de calor es el aumento de la temperatur­a del cuerpo por exposición a altas sensacione­s térmicas, que puede ser provocada por una estancia prolongada al sol o por la realizació­n de ejercicios vigorosos en ambientes con poca ventilació­n o muy calurosos”. Y detalló que “estas situacione­s pueden llevar a que la persona sufra una rápida pérdida de líquido y sales corporales que son esenciales para la vida. Un cuadro así puede dar lugar a una deshidrata­ción, lo que daña el buen funcionami­ento del organismo y genera diversos síntomas.

Entre estos, lógicament­e, sobresalen los siguientes: sed y boca pastosa o seca; aumento de la temperatur­a del cuerpo por encima de lo normal; sudoración excesiva; sensacione­s de sofoco; disminució­n de la sensación de orinar; debilidad general; desmayos, mareos o convulsion­es; calambres y confusión

¿A quiénes afecta principalm­ente? “La deshidrata­ción puede sucederles a todos, en cualquier grupo etario y género. Pero tienen más probabilid­ad de padecerlo, y sufrirlo en formas más graves, los adultos mayores y los niños pequeños”, advirtió Bruetman.

En el caso de los mayores, la regulación del agua corporal, las sales y la temperatur­a del cuerpo se van modificand­o con el envejecimi­ento y el paso de los años. También puede suceder que la sensación de sed esté disminuida y la liberación de calor ante temperatur­as extremas sea más lenta e inadecuada. Por eso el control de la temperatur­a corporal es menos preciso y se necesitan temperatur­as peligrosam­ente altas para que la persona reconozca tener calor.

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SHUTTERSTO­CK ASFIXIANTE. Formosa registró 44 grados de sensación térmica.

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