La pura potencia del trabajo
Dos pequeñas editoriales independientes argentinas, una porteña y otra rosarina, Excursiones e Iván Rosado, amplían sus catálogos a las artes visuales. En tiempos en que no es posible visitar museos y galerías, no está de más recurrir a la apreciación del
tos que escriben los mismos artistas y las obras que se editan. Son libros de arte que mantienen el verosímil del artista trabajando, podemos espiar sus pensamientos, seguir el desarrollo de las ideas, echarles un ojo a sus aciertos y a sus enmiendas. “Los procesos de producción, pensamiento y trabajo del artista se materializan habitualmente en obra, muestras, instalaciones, pero algunos de estos procesos solo encuentran en el formato libro, en la edición, su soporte ideal, su mejor expresión”, definen los volúmenes Gurfein, Gómez Canle y Sobrino. “Una suerte de monografías alternativas que nos permitirán acercarnos en profundidad al pensamiento e imaginería de los autores”, como les gusta nombrarlas a sus editoras.
Por su parte, Iván Rosado editó dos libros exquisitos: Lo que es revelación. Textos críticos y curatoriales, de Germaine Derbecq, y Las promesas, de Paola Vega. El primero tiene introducción de Florencia Qualina y un posfacio de Federico Baeza.
Cuando hacía solo tres años que vivía en la Argentina, Germaine Derbecq dio comienzo a una sección en el periódico Le Quotidien en 1953. “Pero treinta que conozco Buenos Aires”, tal como escribe en “Buenos Aires podría ser la ciudad del arte de América del Sur”, su primera reseña. No solo fue crítica y escritora sino que dirigió la galería Lirolay, fue jurado de muchos premios y cofundadora de Artinf, junto con Silvia de Ambrosini, Odile Barón de Supervielle y Lidy Prati. Con esta actividad siguió durante veinte años, como para poder cumplir con esa profecía inicial. Derbecq hizo mucho para que Buenos Aires haya sido “la ciudad del arte” porque creció y produjo, en parte, con ella y gracias a ella.
En Las promesas, Vega despliega a su doble, la investigadora, sin dejar de lado a la pintora. Su busca por los retratos de las mujeres artistas en sus lugares de trabajo, sentadas o paradas, en pose, con otras o en soledad, muertas y vivas, súper reconocidas a tiempo, con posteridad, olvidadas y rescatadas, es histórica y estética. También es militante. De una sutil intervención en la escena del campo de las artes visuales. Con poco aspaviento y mucha contundencia. Un trabajo precioso de engarce de esta con aquella fotografía, de tal y cual archivo con otra colección privada o institución. La textura del libro es sedosa, sus páginas son suaves, de papel ilustración. La disposición de las imágenes está, intuyo, guiada por un recorrido imaginario, de presencia y apariciones, de formas y tamaños. En todas se destaca la presencia femenina y el detalle. Para todas hay un delicado tratamiento que exhibe la pura potencia de su trabajo.
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