Otro crimen en el aislamiento: mató a su pareja y se suicidó
de la pareja de la madre. El objetivo era saber quién había sido la última persona en cubrir con la manta el cuerpo de la nena”, describe.
Entonces, realizan un corte a la manta con la impronta de olor y en la comisaría le dan ese pedazo de tela a Bruno para que lo olfatee. “Después de oler la manta, se soltó a Bruno y marcó a la pareja de la víctima como el último que tocó la manta. Después de que Bruno lo marcó, él decide declarar y confiesa los crímenes de las dos mujeres”.
Bruno trabajó en otros casos y también colaboró para dar indicios de los presuntos femicidas. Por ejemplo, intervino en el crimen de Anahí Benítez (16) en Lomas de Zamora. Anahí desapareció el 29 de julio de 2017. Seis días después su cuerpo fue encontrado en la reserva ecológica de Santa Catalina, en el partido bonaerense de Lomas de Zamora. Según la autopsia, fue violada y asesinada entre 24 y 36 horas antes del hallazgo.
El olfato de Bruno fue determinante para establecer dónde había estado secuestrada y quién había tocado su cuerpo por última vez. El perro condujo a los investigadores hasta la casilla en la que creen que Anahí estuvo cautiva. Y, además, reconoció el olor del dueño de esa propiedad, Marcos Bazán, en el lugar donde la joven fue enterrada. Gracias a estos indicios, Bazán fue detenido y está siendo juzgado aunque el debate entró en receso por la expansión del coronavirus.
En 2015, Mía tenía 6 años y era intensamente buscada luego que se descubriera que su mamá y su hermanito de 3 años habían sido asesinados a puñaladas en su casa de El Palomar por el ex novio de la mujer. El trabajo de Bruno fue indispensable para localizar a la menor en la terminal de Junín. Estaba junto al autor del doble crimen, Enrique Alcaraz, que la había secuestrado.
A fin de año, Bruno se jubila. Por eso sus instructores están adiestrando a otros tres canes para que sigan su legado. ¿Qué pasara con él? Se desempeñará como perro guía para capacitar a futuros instructores.
nLos femicidas no cesan ni en cuarentena. Una mujer de 40 años fue hallada asesinada de un escopetazo en una chacra de la localidad bonaerense de Ayacucho.
El cuerpo de Estela Florentín Cabrera fue encontrado por su hija de 18 años. Estaba en el interior de un establecimiento rural ubicado en la calle Los Horneros, a unos 100 metros de la ruta provincial 50.
La mujer tenía un disparo de arma de fuego en la cabeza. Como su almohada había sido atravesada por el balazo, los investigadores sospechan que la víctima pudo haber sido asesinada mientras dormía.
Estela no estaba sola. A unos 300 metros de la casa fue hallado otro cuerpo. Era José Alberto Urtizbiría, de 61 años, con quien aparentemente la mujer mantenía una relación sentimental.
El hombre se había pegado un tiro en la cabeza con la misma escopeta con la que se cree asesinó a Estela. El arma calibre .22 fue hallada a un costado del cadáver.
“También se incautaron otras armas de fuego que había en la casa y los teléfonos celulares de ambas personas en busca de pruebas que determinen las causas del femicidio”, dijo un vocero con acceso al expediente.
La hija de Estela aseguró que su mamá discutió con su novio, pero que ella le restó importancia. Se puso a escuchar música con los auriculares y se fue a dormir. Cuando se despertó, a eso de las 7 de la mañana, se encontró con una escena dantesca.
n