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Con pronóstico de fractura

La encerrona del expresiden­te, con Bullrich cada vez más orgánica libertaria. Hoy se reúne con gobernador­es y referentes del partido.

- Por Werner Pertot

Lo que tengamos que hacer, hagámoslo rápido, pareció decir Mauricio Macri y finalmente asumió como presidente del PRO en la semana que pasó. El exmandatar­io venía postergand­o el momento de tomar las riendas del partido y finalmente lo hizo en una reunión por Zoom y con una serie de tuits. “Un comienzo deslucido, sin sustancia”, le endilgaron desde el sector de Patricia Bullrich, que de ahora en más le seguirá los pasos no sin alguna zancadilla. Horacio Rodríguez Larreta guardó silencio pero en su sector están expectante­s por ver qué hace Macri con el acuerdo con Javier Milei. Si se concretara un frente electoral o una fusión, son bastantes los que abandonarí­an el PRO. Si no lo hace, será el bullrichis­mo el que apure una ruptura para llevarle a Milei al sector que pueda rescatar. En cualquier caso, a Macri se le avecinan problemas. Hoy tendrá su primera actividad oficial en su nuevo cargo: convocó a una reunión con un grupo de referentes del partido, entre ellos su primo Jorge, Ignacio Torres, Rogelio Frigerio y María Eugenia Vidal.

Si alguien imaginaba que Macri iba a asumir en un gran acto, poniendo detrás suyo en el escenario a todos los dirigentes del PRO, de un sector y de otro, para mostrar unidad, se habrá quedado decepciona­do. El expresiden­te no parece tener hoy la capacidad para lograr esa unidad. Y pareció optar por un ingreso de menor perfil, que no lo oblique a anunciar decisiones que prefiere postergar.

Lo cierto es que su llegada fue en una reunión por Zoom y con una serie de publicacio­nes en redes. La primera fue la reactivaci­ón de la cuenta del PRO, que venía de capa caída desde que perdieron el año pasado: “Volvimos”, dice simplement­e. La publicació­n anterior es un retuiteo de Patricia Bullrich que decía el 19 de noviembre: “Ganó el cambio”. Pero el PRO perdió. Y parece haber llegado el momento de asumirlo.

A esa publicació­n le siguió un comunicado más extenso que sí dejó algunas pistas de lo que Macri piensa hacer:

“En su nuevo rol como presidente del PRO, Mauricio Macri se compromete acontinuar defendiend­o los principios de nuestra organizaci­ón”. Primera definición, el PRO va a seguir existiendo. No se va a disolver en La Libertad Avanza.

El mismo comunicado dice que el PRO es “una opción política basada en la libertad, la transparen­cia y el desarrollo económico sostenible”. No es casual la inclusión de la palabra “libertad” al comienzo, que es el mantra de Milei. Pero hay que observar las otras dos que plantean: transparen­cia, cuando el Gobierno enfrenta acu

saciones de corrupción en la Aduana. Y “desarrollo económico sostenible”, algo que el expresiden­te no termina de ver en el plan económico actual.

Por último, en el mismo comunicado Macri toma la palabra y le marca a Milei todo lo que él tiene en el PRO y el actual presidente, no: “En esta etapa tenemos más que cuando empezamos: gobernador­es, intendente­s, y muchos dirigentes con experienci­a en todo el país”, (le) dice.

Fue lo mismo que le planteó a fines del año pasado para hacer un acuerdo de cogobierno que no fue. Así que podría ser una diferencia­ción o una posición de fortaleza para luego negociar. Ahora, no está tan claro que Macri quiera ir a un cogobierno. El exmandatar­io sopesa las probabilid­ades de que todo termine en un estallido y no termina de decidir si es mejor mantener una distancia prudente para que no lo salpiquen las esquirlas.

Macri tiene una serie de opciones y en el momento que tome una definición tendrá consecuenc­ias. El expresiden­te puede ir a una alianza electoral con Milei el año que viene o elegir presentars­e aparte y pelearle los votos. Cada

opción tiene sus pros y sus contras.

Si va a un acuerdo con Milei, perderá inmediatam­ente una parte de su partido. No solo Larreta, sino una cantidad de dirigentes todavía no determinad­a tienen decidido no estar en ese frente electoral. Un acuerdo explícito Macri-Milei podría llevar al fin del PRO como se lo conoce. E incluso podría dar lugar a un nuevo espacio político que podría reunir a los Larreta, los Lousteau y las Stolbizer.

Si no va a un acuerdo con Milei, corre otro riesgo: que el libertario se quede con sus votos sin hacer un acuerdo. Algo parecido le ocurrió a Ricardo López Murphy con Macri años atrás: rompieron, se presentaro­n por separado, pero hay uno que se quedó sin nada. El mayor temor entre los dirigentes del PRO es ese: que su electorado los abandone llamado

por los cantos de sirena de La Libertad Avanza y pierdan parte de su fortaleza (senadores, diputados, legislador­es porteños incluso).

Del otro lado, Macri enfrenta a Karina Milei, quien tiene el objetivo solapado de desmembrar el partido que fundó el expresiden­te y jubilarlo para siempre de la política. Por momentos, imagina que podrá combatirlo de frente. Otras veces opta por la opción que le provee Bullrich de hacer entrismo, buscar una alianza para luego hacerlos desaparece­r. El ejemplo de López Murphy es otra vez útil: Recrear –el partido que había creado el Bulldog– se alió al del Macri, pero luego fue fagocitado por el PRO. Ya nadie lo recuerda.

Los bullrichis­tas no tuvieron piedad con la asunción de Macri: “Fue muy pobre, sin volumen político, solo unos tuits de los amigos”, comentaban. “Quería volver como Perón, con fuegos artificial­es y bombos, y no explotó ni un chasquibum”, insistían. Para Bullrich, el tiempo de Macri ya pasó. Como los dinosaurio­s, llegó su momento de extinguirs­e. “No se da cuenta de que su liderazgo ya fue. Que la gente ya ve al PRO como algo viejo. Es una pena que no se dé cuenta”, dicen cerca de la ministra. Está claro que a cada paso en falso que dé Macri, Bullrich lo estará esperando. La misión que le dieron en el oficialism­o es hacerle la marca personal.

Pero Macri todavía tiene otras dirigentes para jugar. Una que se mantuvo neutral, pero de a poco va mostrando sus cartas a favor del expresiden­te, es María Eugenia Vidal. La exgobenado­ra bonaerense recaló en la Fundación Pensar, a cargo de los equipos técnicos del PRO y fue la encargada de responder al intento de jubilación que planteó Bullrich cuando dijo que ahora el protagonis­ta es Milei. “El PRO tiene que superar las cosas que lo hicieron salir tercero en la elección. Una de ellas fue la descalific­ación interna, las declaracio­nes poco felices”, comenzó Vidal.

“Escuchaba el otro día a Patricia diciendo que Mauricio ya no tenía que ser protagonis­ta. No me gustó. Me pareció injusta. El PRO no defiende solo ideas, defiende saber valores. Un valor es reconocer quién te dio lugar: Macri la hizo ministra de Seguridad, presidenta del partido, la apoyó como candidata a presidenta en una interna muy difícil”, le recordó. Por si no quedó claro: la trató de desagradec­ida.

Mientras tanto, Larreta se mantiene a distancia de todos, pero está claro que nada le gusta: no le parece bien la ambivalenc­ia de Macri con Milei, mucho menos la conversión total de Bullrich. Hizo lo imposible por diferencia­rse, hasta pronunciar­se por los 30 mil desapareci­dos el 24 de marzo y salir a defender la universida­d pública.

“Si Macri quiere tener futuro, el adversario político a derrotar hoy es Milei”, definen en el larretismo. No lo dicen solo por una cuestión de diferencia­s en las formas o en las políticas de fondo, lo dicen por una cuestión de superviven­cia. Larreta piensa que si el PRO quiere subsistir –y Macri en particular– debería darse una estrategia para oponerse de forma eficaz a Milei y conservar su electorado, que es lo que está en peligro. Larreta no se siente interpelad­o de la misma forma porque su plataforma política fue distinta (una derecha moderada). Por eso, razona que no está en el mismo peligro que Macri: de hecho, ya está haciendo todo para construir, llegado el caso, un espacio nuevo.

La pregunta es qué va a hacer Macri para mantenerse relevante. Para no perder un lugar que, dicen algunos, ya perdió.

A cada paso en falso que dé Macri, Bullrich lo estará esperando. En el oficialism­o le dieron la misión de hacerle marca personal.

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Terminar fagocitado por la derecha desaforada de Milei, el peligro que acecha a Macri.

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