Da Vinci not dead
A500 años su fallecimiento, Leonardo Da Vinci sigue extremadamente vigente. Pues aunque se lo recuerde frecuente por sus pinturas, al gran genio del Renacimiento le gustaba más la ciencia experimental que los pinceles: dejó inacabada la mayor parte de sus obras pictóricas, sin que le preocupara su destino ulterior.
Su mirada estaba puesta en el futuro, y sus bosquejos e invenciones se adelantaron por siglos. “Se apartaba de los comentadores de Aristóteles y se acercaba a los despreciados alquimistas, en cuyos laboratorios halló un refugio para la investigación experimental”, apunta Sigmuns Freud en “Un recuerdo infantil de Leonardo Da Vinci”.
Incluso él mismo, es un modelo del hombre moderno. “No pertenecía tampoco a aquel tipo de hombres geniales que niegan todo valor a las formas exteriores de la vida. Da Vinci era esbelto y bien constituido, de rostro bello y fuerza física nada común. Elocuente, alegre y afable.
Gustaba de rodearse de cosas bellas, se adornaba con magníficos trajes y estimaba todo refinamiento de la vida”, destaca el creador del psicoaálisis.
Genio y bon vivant capaz de eclipsar mil veces a un Steve Jobs o Elon Musk, pero con la misma impronta de figura pop, como si hubiese nacido en el siglo XX.
Esta edición de NOTICIAS le rinde homenaje justamente con la impronta pop de Marta Minujín, la argentina que desde hace 50 años es abanderada de la vanguardia artística en el mundo: el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) acaba de comprar su Minucode. Como Da Vinci y sus Codex, Minujín tiene también su “code” revolucionario.