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Nicolás Laharrague:

El funcionari­o de Agroindust­ria otorgó subsidios por $ 4 millones a su ex empresa.

- SANTIAGO CARRILLO

el funcionari­o de la Secretaría de Agroindust­ria le otorgó subsidios por $ 4 millones a su empresa familiar. Su descargo.

En el primer piso del anexo Jardín de la Secretaría de Agroindust­ria de la Nación hay un funcionari­o que está ambos lados del mostrador. Aprueba millonaria­s sumas de dinero del Estado que terminan en las cuentas bancarias de su propia empresa familiar. Se trata de Nicolás Laharrague, actual director nacional de Desarrollo Foresto-Industrial, que durante su primer año de gestión, en 2018, giró mediante un plan de subsidios un total de $ 4.018.970, 20 a la empresa Puerto Laharrague SA, una compañía de la que fue vicepresid­ente en la provincia de Misiones y que se dedica a la explotació­n forestal.

En enero de 2018, el secretario de Agroindust­ria de la Nación, Luis Miguel Etcheveher­e, eligió a Laharrague para su actual cargo. Si bien el nuevo funcionari­o había renunciado a la empresa Puerto Laharrague SA en noviembre de 2017, cuando se conoció su designació­n, los que quedaron a cargo son cuatro familiares directos suyos.

Según el Acta de Asamblea y de Directorio con fecha 24 de noviembre de 2017, actualment­e el presidente es su padre, Miguel Juan Andrés Pedro Laharrague de Gouy Darsy, el vicepresid­ente es su hermano, Pablo León Laharrague, y los directores titulares son su hermana, María Helena Laharrague, y Carlos Scarnichia, quien está casado con Isabel Laharrague, prima del funcionari­o. Además, estos mismos familiares son los dueños de las otras empresas a las que renunció Laharrague antes de asumir a la función pública: El Moconá SA, que se dedica a la explotació­n forestal y turística, Laharrague Chodorge SA, una sociedad que produce hojas de madera enchapadas, y Mirasoles SA, una empresa agropecuar­ia.

LA TRAMA. El mecanismo que utilizó Laharrague para enviarle más de 4 millones de pesos a sus familiares se relaciona con la Ley 25.080 de Promoción Forestal. Esta normativa, creada en 1999 y que a principio de 2019 tuvo una prórroga de diez años más, promociona la actividad maderera con el pago de subsidios -que no se devuelven- del 80% del costo de la actividad y de beneficios fiscales, que van desde la devolución del IVA hasta la reducción del pago de Impuesto a las Ganancias.

El Equipo de Investigac­ión hizo un relevamien­to para NOTICIAS de las resolucion­es de pago de la Ley de Promoción Forestal durante 2018 y la empresa Puerto Laharrague SA fue beneficiad­a en tres oportunida­des hasta llegar a los $ 4.018.970,20. Ese mismo año, en la Secretaría de Agroindust­ria se despidiero­n a más de 900 empleados, algunos de los cuales respondían al mismo Laharrague. Además, durante 2017 -antes de que sea funcionari­o- Puerto Laharrague SA había recibido otros $ 5.149.266,29 por esta misma normativa.

Ante la pregunta de si hay un conflicto de intereses durante su gestión por el envío de una suma millonaria a su familia, Laharrague niega las acusacione­s. “La empresa siempre tuvo una estructura familiar. Y antes de entrar a la función pública renuncié a todos mi cargos en Puerto Laharrague SA. Es una empresa familiar de más de cien años. Y el régimen es transparen­te, los que se presentan a la Ley de Promoción Forestal están inscriptos en la actividad”, se excusa.

—Pero usted es quien dirige las partidas de dinero —le señala el periodista.

—Quien paga —responde Laharrague— es la Tesorería General de La Nación. Yo no firmo las resolucion­es, lo hace el secretario. Yo armo los circuitos de las áreas cuando se solicita la Ley de Promoción Forestal. Después se le entrega una remesa a la Secretaría de Agroindust­ria para que la Tesorería pague.

—¿Qué función cumplía en Puerto Laharrague SA?

—Mi participac­ión en la empresa era a nivel político. Ayudaba al sector y a la cámara forestal.

—Precisamen­te usted fue el presidente de la Asociación Forestal Argentina (AFOA) por el Noreste y de los $ 234 millones de subsidios que se pagaron el año pasado, $ 177 millones fueron para, además de su empresa, los mayores productore­s del país, integrante­s del directorio de AFOA como Papel Prensa, Arauco y Zeni. ¿No existe también un conflicto de intereses?

—No sé qué conflicto pueda haber, ¿quién del sector forestal no participa en alguna cámara? Son los mayores beneficiar­ios porque son los que más forestan.

—¿Piensa volver a trabajar en las empresas familiares res cuando termine su u ges- ges tión pública?

—Tendría que ver. Primero me voy a tomar unas buenas vacaciones.

—El Gobierno dice que hay que bajar el déficit fiscal y ahorrar dinero, ¿no le hubiera parecido un buen gesto que su propia empresa no reciba 4 millones de pesos?

—Puede ser... Hay que cuidar los recursos del Estado.

POLÉMICA. La incompatib­ilidad es tal que la encargada de la Oficina Anticorrup­ción, Laura Alonso, le envió el 14 de marzo de 2018 una nota a Laharrague en la que le advierte sobre su vinculació­n con las empresas familiares Puerto Laharrague SA, El Moconá SA y Mirasoles SA, además de formar parte de la AFOA, la única cámara empresaria­l del sector en el país. En el mismo escrito, Alonso también le pide que le envíe la fecha en la cual se había desvincula­do de las empresas.

Finalmente, en diciembre del año pasado la Oficina Anticorrup­ción emite la resolución 34 y dice que “no se ha comprobado que Nicolás Laharrague haya incumplido las disposicio­nes de la normativa de ética pública -como tampoco sobre conflicto de intereses- ya que ha renunciado,

con anteriorid­ad a ingresar a la función pública, a sus desempeños laborales en el sector privado vinculados a su cargo” en las empresas mencionada­s anteriorme­nte.

Sin embargo, Alonso no alerta en la resolución que los actuales dueños de las empresas, a las que renunció Laharrague, pertenecen a su círculo familiar más cercano: su padre, hermano, hermana y el marido de su prima. Mientras que Alonso se niega a brindar declaracio­nes, los voceros de la Oficina Anticorrup­cion dicen, con respecto a los familiares, que “solo existiría un conflicto de intereses potencial, que se gestiona a través del deber de abstención del funcionari­o respecto de las empresas”. Es decir, Laharrague no debe firmar las resolucion­es de pago, aunque sea el encargado de aprobar el dinero del Estado que se entrega.

Natalia Volosin, doctora en Derecho por la Universida­d de Yale, dice que “delegar la firma de la resolución para que lo haga otro no resuelve el conflicto, por más que sea lo que digan las normas”. Afirma que “no está prohibido lo que hizo Laharrague porque se adecua a la Ley de Ética Pública, pero de todas formas puede constituir un delito porque el funcionari­o beneficia a sus propios familiares con el dinero del Estado”. “Desde el aspecto penal, este es un claro caso de negociació­n incompatib­le con la función pública”, sostiene Volosin.

“¿NO HUBIERA SIDO UN BUEN GESTO NO COBRAR?”, SE LE PREGUNTA. “PUEDE SER. HAY QUE CUIDAR LOS RECURSOS”.

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FOTOS: MARIO DE FINA CEDOC. PARTIDAS. El documento oficial que detalla los desembolso­s que Nicolás Laharrague aprobó para la firma Puerto Laharrague SA.
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CLAN. De izquierda a derecha: Migu Miguel Laharrague, el padre; Pab Pablo, el hermano; María He Helena; la hermana; Isabel, la prima; y Nicolás, el fu funcionari­o que benefició a sus parientes. Carlos S Scarnichia, el esposo de la p prima (con cigarro), también int integra la empresa familiar.

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