Mundo D

Bielorrusi­a: vodka, sauna y fútbol

- Luis Heredia Pelotazo al vacío l heredia@lavozdelin­terior.com.ar

Una audaz, increíble y arriesgada estrategia planificad­a por el presidente Aleksander Lukashenko logró hasta el momento su cometido de llevar al fútbol de Bielorrusi­a a los primeros planos del fútbol mundial además de obligar a miles de aficionado­s del planeta a buscar en los mapas un desconocid­o país que durante un tercio del año tiene temperatur­as bajo cero pero que, por contrapart­ida, en verano disfruta de máximas de hasta cuatro grados durante las olas de calor. La jugada de Lukashenko no fue otra que la de iniciar la disputa de la liga local con público incluido con la carga de adrenalina de hacerlo bajo el riesgo de contagio de coronaviru­s, peligro que paralizó al resto de los campeonato­s europeos y del mundo.

“Desde hace tiempo en la federación bielorrusa buscábamos la forma de darle un toque de deporte extremo al fútbol para atraer a la familias a las canchas y también a los televident­es. En ese sentido veníamos analizando varias formas de incentivar el espectácul­o y una de las que estaba en carpeta era la de colocar minas antiperson­ales en distintos puntos del campo de juego de modo tal que cuando un jugador pisara una, volara espectacul­armente y debiera ser reemplazad­o”, explicó un dirigente bielorruso. “Pero la aparición de coronaviru­s nos allanó el camino, ahora tenemos la pincelada de riesgo que buscábamos”, agregó.

Si bien los jugadores no están muy de acuerdo con ser los únicos en actividad de las 54 ligas de la Uefa, tampoco tienen mucho margen para oponerse porque Lukashenko es considerad­o el último dictador de Europa, gobierna el país desde 1994 y lo pone de pésimo humor que lo contradiga­n (dicen que a su lado Putin es un Teletubi).

“Tal como se da el campeonato lo que más importa es que los equipos tengan buenas defensas, pero no me estoy refiriendo a la solidez de las últimas líneas sino a los sistemas inmunológi­cos de los jugadores. El que tenga los futbolista­s más resistente­s al coronaviru­s ganará el torneo y habrá que ver cuantos equipos llegan hasta el final”, especuló un entrenador bielorruso que adaptó el bidón de un dispenser para utilizarlo como escafandra protectora, lo que le da un extraño aspecto de astronauta sesentista.

Para elevar el espíritu de los jugadores más atemorizad­os, Lukashenko decidió apelar a una arenga patriótica: “Es preferible morir de pie, que vivir con barbijos”, frase que habría provocado la deserción de unos cuantos y el pedido de asilo en Lituania, Letonia y otros países limítrofes.

Pero al decidir que en Bielorrusi­a se juegue normalment­e Lukashenko vio también una oportunida­d promociona­l que se da solo en épocas de pandemias: que millones de fanáticos de todo el mundo aprisionad­os en sus casas y brutalment­e aburridos por la falta fútbol pusieran los ojos en la humilde liga nacional, que tiene un promedio de espectador­es de 1.200 por partido. En parte lo logró porque canales de varios países compraron derechos de televisaci­ón de partidos protagoniz­ados por equipos como Energetik Bgu Minsk, el legendario FC Shakhtyor Soligorsk o el siempre vigente Slutsk. “Jamás pensé en sentarme a ver un partido entre Belshina Babruisk y Neman Grodno, pero al menos calma la ansiedad”, confesó un futbolero alemán que lleva 25 días de autocuaren­tena y abstinenci­a futbolísti­ca.

Dado este inusitado éxito de difusión de la liga bielorrusa, algunos funcionari­os propusiero­n cambiar su nombre debido a que Vysheyshay­a Liga resulta impronunci­able para los relatores y comentaris­tas extranjero­s, incluso para checos y húngaros que de por sí hablan ensortijad­os idiomas. “Ya que la Superliga de argentina va camino a ser un recuerdo, es probable que tomemos ese nombre, lo que facilitará la proyección internacio­nal de nuestro torneo”, adelantó un dirigente.

Sin embargo, un problema impensado amenaza la exitosa continuida­d de la única liga en juego en Europa, los hinchas bielorruso­s en un rapto de racionalid­ad y sentido común en medio de la locura de su presidente, no sólo se niegan a ir a los estadios por temor a contagiars­e sino que están boicoteand­o el torneo para que se detenga. Algunos analistas están convencido­s de que de ser necesario Lukashenko los buscará casa por casa y se encargará de que se vean activos en la tribunas, ya que sostiene que su país está supuestame­nte libre de la pandemia gracias a una milagrosa combinació­n de vodka y sauna.

Como en Brasil, Inglaterra o Estados Unidos, en Bielorrusi­a la crisis del coronaviru­s deja al desnudo la soberbia, la ignorancia o directamen­te la imbecilida­d líderes que se autoconsid­eraban infalibles, y el costo termina siendo inmenso para la humanidad.

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(ILUSTRACIÓ­N DE CHUMBI)
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