Tiempo de decisiones
Belgrano y Talleres comenzaron ayer un nuevo torneo con realidades diferentes. Uno debía asumir un compromiso con el descenso aún en digestión y el otro buscando cortar una racha negativa que lo privó de clasificar a la Sudamericana 2020. El mejor parado fue el Pirata, que le dio un mimo a su gente. La “T” está en un tobogán muy complicado que sacude cualquier estructura.
En el Gigante de Alberdi una vez más el público dijo presente y alentó a sus jugadores. A la camiseta. Demostrando que ese amor incondicional no entiende de categorías, ni de rivales, ni de circunstancias. El hincha de verdad, el que va más allá del resultado, es ese que se vio ayer. El que a menos de una semana fue a la tribuna y alentó. Está con bronca, claro. Está desilusionado, sin dudas. Pero está. Dijo presente. El “volveremos, volveremos...” se escuchó de nuevo y será un
“grito de guerra” mientras dure la estadio del Celeste por la Primera B Nacional. El “volveremos” es un anhelo, un deseo... Ahora la pelota está en la directiva, que deberá reordenar un área que no hizo bien su trabajo y no podrá equivocarse una vez más en el armado del plantel que se viene.
Por barrio Jardín la incertidumbre es mayúscula. Cuatro derrotas al hilo hace rato que no padecía. En la “T” se habían acostumbrado a buenos resultados, pero esta seguidilla puede hacer tambalear cualquier proyecto pensando.
Más allá que desde su directiva no se hable de cambios, tantos malos resultados (las derrotas tuvieron como consecuencia la no clasificación a las copas internacionales) sacuden cualquier convicción. Hasta el propio Juan Pablo Vojvoda, con sus declaraciones, condicionó su futuro. Y aunque nadie lo quiere ni pensar, una eliminación ante el descendido San Martín de San Juan podría precipitar su salida. Aunque la confianza en el DT aún persista.