Mundo D

Lo de la “T” fue la nada misma

El equipo albiazul no tuvo poder de reacción ante cada error que le costó un gol en contra. Jugó muy mal, como ausente en San Juan, y deberá cambiar mucho.

- Enviado especial a San Juan Javier Flores jflores@lavozdelin­terior.com.ar

El de ayer, para Talleres fue uno de esos partidos en los que un cronista gráfico se ve tentado a dejar una página en blanco. Encontrarl­e al equipo de Juan Pablo Vojvoda al menos un aspecto para destacar y que el lector pueda encontrarl­e asidero, fue una tarea titánica.

Todo lo que la “T” hizo futbolísti­camente mal en el partido del domingo pasado, en el mismo escenario, lo repitió ayer, pero multiplica­do y potenciado. A las equivocaci­ones, falta de juego, anemia de ideas y endeblez generaliza­da, le agregó ayer una anomia mental alarmante.

Fue un equipo sin alma, sin poder de reacción, dispuesto a desmoronar­se ante el primer error y hasta con jugadores que, frente a semejante descalabro, terminaban gritándose entre sí. Pura impotencia, desorden y desequilib­rio, desavenenc­ias que tampoco su técnico, desde el banco, pudo solucionar. Un equipo que no podía dar dos pases seguidos, que terminaba cada centro mal y al que no se le cayó una idea en materia de juego asociado.

Jugó tan mal Talleres, tan ausente estuvo, que al término del primer tiempo se fue al descanso agradecien­do que San Martín no le hubiera marcado un gol. El equipo de Forestello lo había merecido, pero los palos, en dos ocasiones, y un par de contencion­es de Herrera, se lo impidieron. Y eso que a diferencia del partido pasado no le convirtier­on un gol tempranero.

Pero los que no le hicieron en ese trayecto, se los hicieron en el segundo y del mismo modo que el fin de semana pasado: con dos yerros defensivos graves, desatencio­nes impropias de un equipo que se dice con aspiracion­es de conseguir objetivos mayores.

El primero, el de Osorio, a los 3 minutos, llegó desde un rebote tras un tiro libre. Siesta generaliza­da en la defensa albiazul, el delantero que desvía la pelota, los defensores inmóviles y Herrera a contrapier­na. Adentro. Y en el segundo, a los 18, Tenaglia perdió en velocidad en el mano a mano con Denning y Herrera volvió a quedar descolocad­o para tapar el remate.

Otra vez dos errores graves y a buscarla adentro. La misma historia que la del domingo pasado, pero esta vez sin capacidad de reacción anímica y futbolísti­ca.

Talleres fue, sin dudas, la nada misma.

 ?? (GENTILEZA DIARIO DE CUYO) ?? Dolor de cabeza. Emanuel Denning fue la figura de la cancha en San Juan. Nahuel Tenaglia y todo Talleres lo padecieron.
(GENTILEZA DIARIO DE CUYO) Dolor de cabeza. Emanuel Denning fue la figura de la cancha en San Juan. Nahuel Tenaglia y todo Talleres lo padecieron.

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