La Voz del Interior

Un daño al deporte, del que se puede aprender

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El lamentable episodio con aristas policiales protagoniz­ado por dos futbolista­s del club Bella Vista, de la ciudad de Córdoba, puso una vez más en el centro del debate el comportami­ento que deben tener jugadores dentro y fuera de la cancha.

En verdad, cuando se repasan las situacione­s personales complejas que se reflejan en todo el país en el fútbol, hay que coincidir en que algunos futbolista­s han cobrado fama no tanto por el fino tratamient­o de la pelota, sino por su conducta reñida con las buenas costumbres.

El accionar de los dos integrante­s del plantel de Bella Vista se viralizó en cuestión de horas en todos los portales de noticias, incluso a nivel nacional.

Los jóvenes no tuvieron mejor idea que grabar un video en el que se los ve blandiendo un arma de fuego y dos proyectile­s y profiriend­o amenazas contra clubes y jugadores que compiten en los torneos organizado­s por la Liga Cordobesa de Fútbol.

Alguien subió ese material fílmico casero a las redes sociales y estalló el escándalo. Conclusión: ambos muchachos terminaron presos y con una imputación en sede judicial por los presuntos delitos de coacción calificada por el uso de arma de fuego y por portación ilegal de arma de fuego. Otro condimento para la controvers­ia estriba en que uno de los deportista­s carga con antecedent­es penales.

¿Alcanza con el pedido de disculpas a la sociedad que formularon los dos jugadores en otro video, en el que manifestar­on su arrepentim­iento y alegaron que se había tratado de una suerte de broma de mal gusto?

Hay varios puntos que llaman a la reflexión, antes que enfrascars­e en razonamien­tos y en determinac­iones apresurada­s.

Por un lado, es la Justicia la que deberá determinar la gravedad de lo sucedido. Si bien no se trata de adolescent­es descarriad­os (uno de los jugadores detenidos tiene 33 años), sería prudente explicarle­s que lo que hicieron no encaja en ningún código de sana convivenci­a.

Pero, aun así, habría que intentar integrarlo­s y no expulsarlo­s de por vida de la práctica del fútbol federado, como se especuló en algunos ámbitos.

De igual modo, no es desacertad­o evaluar como un rasgo positivo el hecho de que hayan pedido disculpas de manera pública antes de entregarse en una comisaría.

Un dirigente del propio club Bella Vista ponderó que las institucio­nes deportivas, en sus más variadas disciplina­s, cumplen la misión primordial de “sacar a los chicos de la calle”, de modo de formarlos en un contexto de compañeris­mo y alejados de los peligros que se ciernen por la vulnerabil­idad prematura.

Es un desafío que compete de igual forma al Estado, muchas veces ausente en la atención irrenuncia­ble de niños, niñas y adolescent­es, no sólo en materia de esparcimie­nto y de formación deportiva.

Se dice, con inequívoco acierto, que el deporte es salud. Aun así, nadie está a salvo de que sujetos emparentad­os con los aprietes de los barrabrava­s salgan a punta de pistola a perturbar el humor de una sociedad sacudida por la violencia urbana.

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