La participación no llegó al 50%: razones de una jornada atípica
Menos de la mitad de la gente habilitada concurrió a las urnas. La pandemia, la lluvia y el hartazgo por la política.
Además de la victoria de Juan Manuel Llamosas, que seguirá al frente de Río Cuarto, el otro gran dato de la jornada en la votación fue la baja participación electoral.
La participación de los riocuartenses en las elecciones municipales ya venía cayendo en los últimos años. Fue del 66% en el 2012 y del 63% en el 2016.
Pero los comicios en pandemia la llevaron al piso. Ayer, concurrieron a emitir su sufragio apenas la mitad de los 136 mil electores habilitados. No llegaron al 50% (terminó en el 49,8%).
Si bien por la crisis sanitaria estaban exceptuados de votar los integrantes de grupos de riesgo y aislados por Covid-19, hubo muchos otros factores que incidieron en la baja asistencia a las urnas.
Algunos culpan al clima, ya que llovió mucho ayer; otros interpretan que fue determinante el temor a contagios y el descontento de la gente.
Varios vecinos manifestaron su disconformidad con que no se hayan retomado las clases presenciales y sólo se abrieran las escuelas para votar.
Quienes más han sufrido las consecuencias económicas de la crisis sanitaria también enviaron un mensaje de desesperanza. Río Cuarto tiene 61 mil pobres, 15 mil indigentes; la ciudad vio subir un 150 por ciento las cifras de desocupación en el último año, el municipio está endeudado en dólares, la situación del comercio y la industria es grave.
Es innegable el respaldo a la gestión de la pandemia que hizo Juan Manuel Llamosas, con apoyo provincial. La ciudad registra 9.400 casos de coronavirus, menos de 300 activos, tras una oportuna vuelta a fase 1 por dos semanas.
El intendente logró el apoyo de todas las vertientes del PJ y se convirtió en el primer peronista que logra la reelección en Río Cuarto desde el 83.
Pero también es insoslayable que hubiera salido más fortalecido si el número de votantes fuera mayor.
El mensaje del electorado es para todas las fuerzas. Más allá del distanciamiento social que exige el Covid19, preocupa el otro distanciamiento: entre el pueblo y sus representantes.
Quienes, puertas afuera del “imperio”, aspiran a capitalizar el resultado de Río Cuarto también deberán tomar nota de este claro mensaje.