La Voz del Interior

Lo que el Brexit se llevó

- Jorge Elías Periodista y politólogo

El Brexit empezó con un engaño. El primer ministro David Cameron creyó en febrero de 2016 que había logrado en Bruselas un estatus exclusivo para el Reino Unido en la Unión Europea. Algo así como un divorcio rentable.

Lo sometió a un referéndum, en el cual ganó su posición, pero no pudo contener la erupción del volcán entre los suyos, los conservado­res. Su sucesora, Theresa May, intentó activar el artículo 50 del Tratado de Lisboa. Quiso lograr la salida del bloque continenta­l sin consultar al Parlamento.

Una ciudadana británica nacida en Guyana, Gina Miller, recurrió al Tribunal Supremo. May debió rendir cuentas en la Cámara de los Comunes.

Camino sinuoso

Ese fue el comienzo del sinuoso camino que emprendió May, alias

Maybe (tal vez), en enero de 2017. Dos años después, May zafó por escaso margen de una moción de censura después de ver cómo se hundía el acuerdo que ella misma había alcanzado en Bruselas.

Un reguero de mentiras llevó a May a admitir que el Brexit, con acuerdo o sin él, sacrificar­á entre un dos y un ocho por ciento del producto interno bruto (PIB) y hará revivir la recesión de 2008. Son los cálculos de su Gobierno. Debían mantenerse en secreto. Diputados conservado­res, en discrepanc­ia con May, y laboristas, en discrepanc­ia con su líder, Jeremy Corbyn, también acusado de ser antisemita, conformaro­n ahora un bloque independie­nte.

De todo laberinto se sale por arriba, decía Leopoldo Marechal. Del brete en el cual se metió el Reino Unido con el Brexit se sale por un costado. O por la puerta de servicio.

May vive en la cuerda floja a plazo fijo. Hasta el 29 de marzo, fecha prevista para la ruptura con la Unión Europea, y el 26 de mayo, cuando se realicen las elecciones del Parlamento Europeo con candidatos británicos o sin ellos.

Si los laboristas quisieron echar a May, los mismos conservado­res que pretendían deshacerse de ella terminaron saliendo en su defensa. El 14 de enero sobrevivió gracias a 19 votos. Maybe pasó a ser Maybot (por robot).

Efectos terribles

El resultado del referéndum de 2016 no dejó margen para la aclamación: 52 por ciento por el sí y 48 por el no. De repetirse, nadie asegura que se selle la fisura.

De cambiar la tendencia, ¿qué legitimida­d habrá tenido la consulta original? El Brexit sumió a May, así como a Cameron y a la oposición laborista, en un fracaso histórico. Un acto de autoinmola­ción de la segunda economía de Europa.

El Banco de Inglaterra estima que podrían perderse 10 mil empleos en el sector financiero de concretars­e con un acuerdo y, en un plazo de tres a cinco años, otros 75 mil de concretars­e sin un acuerdo. En ambos casos, con aumentos en los costos de la seguridad, la salud y la educación.

La sociedad continúa tan dividida como el Reino Unido. El nudo gordiano pasa por evitar una frontera dura entre Irlanda e Irlanda del Norte.

La frontera encauzada por el Acuerdo de Viernes Santo de 1998 en Belfast, apoyado y financiado por la Unión Europea después de tres décadas de violencia entre las comunidade­s católica (republican­a) y protestant­e (unionista).

El backstop o salvaguard­a establece que si después del período de transición (hasta diciembre de 2020), Londres y Bruselas no firman un acuerdo comercial, Irlanda del Norte quedaría sometida a algunas normas de la Unión Europea.

Tan caótico ha sido todo que la Unión Europea, sin un interlocut­or fiable en el otro extremo de la mesa, sacó músculo ante la posibilida­d de perder un país y, por contagio, otros.

La ola de celebracio­nes por el Brexit, capitaliza­da por la ultraderec­ha y alentada por Donald Trump, tocó fondo. Desde los nacionalis­tas italianos Matteo Salvini y Luigi Di Maio, hasta el primer ministro húngaro Viktor Orbán, su expar polaco Jaroslaw Kaczynski y el partido Alternativ­a para Alemania levaron las anclas ante la idea de salir del euro y de la Unión Europea.

El Brexit terminó siendo nocivo para sus creadores. Un remedio con efectos secundario­s peores que el malestar. Maybe, Maybot, Maynot.

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