La Voz del Interior

Brujería

- Ali Badrán Fraternida­d religiosa

La posición del Islam respecto de la brujería se resume en una sola frase: al igual que la magia y la hechicería, están totalmente prohibidas.

Desde los albores de los tiempos, los seres humanos se fascinaron con la brujería en todas sus formas. Han estado engañados, extasiados y a menudo inconscien­tes de los daños que le ocasionan.

El profeta Mahoma –Muhamad– les decía a sus discípulos y compañeros: “Quienquier­a que acuda a consultar a un adivino, a un hechicero, a un mago, a un vidente o a una pitonisa y que cree lo que le dicen o que también cree en los horóscopos, la astrología y la brujería, entonces esa persona ha descreído todo lo que me ha sido revelado y además implica en todos los casos la total falta de fe en Dios”.

Cuando la fe de los individuos es firme, todo pasa a segundo plano. En ese sentido, cuando los creyentes atravesamo­s algunas contraried­ades en nuestra vida, le pedimos a Dios que nos ayude, tal como nos dice el Corán cuando nuestro Creador se dirige al Profeta: “Cuando mis siervos te pregunten por mí, diles que estoy cerca de ellos y que respondo a todo aquel que me invoca. Que me escuchen, que crean en mí y sepan que siempre los estoy acompañand­o” (2-186).

Esto no significa, por supuesto, que debemos caer en la indolencia y ser flojos, ni pensar que con una oración o una plegaria nuestras dificultad­es van a desaparece­r de inmediato.

Lo que debemos hacer es enfrentar nuestros problemas y trabajar para su solución, confiando siempre en que Dios nos auxiliará.

Por otra parte, hay quienes se acuerdan de Dios sólo en los momentos de necesidad y apuro, y lo olvidan después, como leemos en el Corán: “Cuando las personas sufren una calamidad o desgracia, me invocan, ya sea que estén acostados, sentados o de pie; pero en cuanto los liberamos de sus problemas, continúan su camino como si no me hubieran invocado por lo que sufrían. Estos son los desagradec­idos, pero Yo los perdono porque soy el Perdonador por excelencia” (10-12).

Hay personas ingenuas y otras desesperad­as que acuden a estos llamados brujos, hechiceros o adivinos y se convierten en presa fácil de esa gente inescrupul­osa que lo único que buscan es estafarlos.

Algunos necesitan ser escuchados, otros desean comprender algo de lo que está más allá de sus sentidos, pero lo que realmente tienen es falta de confianza en sí mismos y hasta podríamos decir que están alejados de Dios. ?Uassalamu alaicum (La paz sea con todos).

* Imán, miembro del Comipaz

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